lunes, 20 de junio de 2011

~Capítulo 8~

-If U C Cris… tell her that I´m looking for her, she´s so fine…

-Tranquilo, que si la veo, se lo diré.

Danny se sobresalto al oírme y se giró.

-Sabía que vendrías.

No me gustó el tono con que lo dijo.

-Si me vienes con esas, me voy.

-Pero acabarás viniendo, siempre lo haces.

-Te aseguro que si me voy, esta vez será para no volver.

-Eso sí que sería the end of the world…

-Para ti.

Se encogió de hombros.

-Puede.

Nos quedamos en silencio.

-¿Puedo sentarme?

-Claro.

Me hizo un hueco a su lado.

-Toma asiento.- me indicó.

-Es absurdo tener que pedir permiso para sentarme en mi propio sillón.

-Yo soy absurdo.

-Tú eres Danny… que viene a ser casi lo mismo.

Me reí.

-Creo que no hemos empezado con buen pie…

-No, creo que no.

-Empecemos de nuevo.

-Sí.

-¡Hola, yo soy Danny!

Me reí de nuevo.

-Encantada, Danny. Yo soy Cris.

Nos dimos dos besos.

-Esto ya es otra cosa.

-¡Ya ves! ¿Y qué tal por Brasil? ¿Bailaste mucho la samba?

-Bueno… pero el que más la bailó fue Harry. Ahí donde le ves, es todo un experto.

-¿Harry?- dije, fingiendo una sorpresa que verdaderamente sentía.-¿Nuestro Harry? No puede ser, te habrás equivocado.

Esta vez fue él quien rió.

-Si no me crees, dile un día que te lo demuestre.

-Con gusto lo haré. Y que se ponga esa falda de hojitas con el collar de flores…

-No quiero romper tú ilusión, pero… ¿eso no el baile hawaiano ese?

Me llevé las manos a la cabeza.

-¡Cielos, es verdad! Mi gozo en un pozo…

-Sí…-rió.- ¿Y tú, qué hiciste después?

-¿Y-yo?

-Sí, tú.

Me miré los pies, que se balanceaban en el aire, ya que Danny movía la mecedora.

-No me moví de la ventana de mi cuarto, desde donde te vi la primera vez, salvo para comer e ir al baño.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque te esperaba, aún a sabiendas de que no volverías.

Se me quedó mirando fijamente.

-¿Qué me esperabas? ¿A mí? ¿Por qué?

-Porque soy estúpida, por eso mismo.

-No lo eres.

-¡Claro que lo soy, Danny! Te esperé… y cuando me cansé de esperar, dije “Bueno ¿y qué más da? Si total, no lo voy a volver a ver…”. Me hago a la idea de no volver a saber de ti, vengo a Londres y… ¡cachipún! Estás aquí, ahora que me había olvidado.

-¿Por eso saliste corriendo?

-Por eso salí corriendo.

-¿Pero por qué, por qué todo? No entiendo nada.

Me levanté.

-¿Y qué más da? ¡A todo el mundo le da ahora por no entender nada! ¡Nada de lo que hago parece tener sentido!

-¿Adónde vas?

-¡Lejos de ti!

Me encaminé hacia casa. Tom salió fuera.

-¡Eh, Cris! ¿Cómo va eso?

Tom no tenía la culpa, no tenía que ser borde con él.

-¡Ey, Tom! ¿Dónde te has dejado a Jerry?

-Ja,ja.Que graciosa…

Entré en casa y me tiré sobre Dougie, que estaba intentando hacer una torre con unas cartas.

-¡Mi torre!- exclamó este cuando la torre se le desperdigó por todos lados.

-¡Ups, lo siento!

-Bah, si total… la estaba construyendo para derruirla yo mismo…- vio entonces la cara que tenía.-¿Y esa cara tan larga? ¿Danny se ha portado mal contigo?

-Más bien, creo que ha sido al revés.

-¿Qué ha pasado?

Iba a contestarle cuando me interrumpió.

-Chicos, podéis salir de detrás del sillón, que sé que estáis espiando.

-Jo, ¡nos han descubierto!

De detrás del sillón salieron Harry, Tom y Sara.

-Vamos arriba a hablar, Dougie.

-Después de ti, Cris.

-¿No podemos escuchar?

-¡Sara!

-Vale, vale. Venga, vamos a ver la tele.

Y se sentaron.

Una vez arriba…

-Haber, haber, ¿qué ha pasado?

-Pues nada, supongo… Empezó diciendo que sabía que yo iría con un tonito un tanto… ¿arrogante? O no sé. El caso es que no me gustó y amenacé con irme… pero me quedé.

-Ajá.

-Decidimos presentarnos de nuevo… luego le pregunté qué tal por Brasil.

-El que mejor se lo pasó fue Harry. ¡Cómo baila la samba el tío!

-¡Asique era verdad!-me reí.

-¡Sí, jaja! Bueno, continúa.

-Ah, sí. Pues… después me preguntó qué había sido de mí en todo este tiempo…

-¿Y qué fue de ti?

-Le dije que no me separé de la ventana en la que le vi la primera vez… esperando que apareciera de nuevo.

-¿Y qué dijo?

-Me preguntó por qué.

-¿Y qué le respondiste?

-Que no lo sabía.

-¿Y te preguntó por lo de esta mañana?

-¡Claro! ¿Cómo no iba a hacerlo? Le dije que… era porque ya me había hecho a la idea de no volver a verlo y encontrármelo así, de repente… Fui cobarde y huí.

-Pff… pues no sé quién lo pasó peor de los dos. Si tú o él.

-Creo…creo que no te sigo, Dougie.

-Pues… que en Brasil estaba ido, no parecía él. Cuando tocaba la guitarra, tenía la foto que os hice colocada en el “mástil”, donde se agarran las cuerdas, vamos.-me explicó.

-Ese chico es tonto.

-Lo sé.

Me tapé la cara con las manos.

-Todo es demasiado complicado.

-Danny es complicado.

-¿No habíamos quedado en que era tonto?

-Bueno, sí… también.

-¡Ay, Dougie! Tengo la necesidad inmediata de darte un abrazo.

Abrió los brazos.

-¡Cóbrate tú misma!

Le abracé.

-Y con lo de Danny, no te preocupes… Sé con él como eres conmigo y todo saldrá bien. Para entender a Danny… hay que convertirse en Danny.

-¡Qué cosa más triste!

Llamaron a la puerta. Solté a Dougie.

-Haber, Zipi y Zape… Dougie, tenemos que irnos ya.- dijo Tom.

-¡No quiero irme!- dijo, agarrándose a mí como si no hubiera mañana.

Me reí.

-Tranquilo, que nos veremos mañana.

-¿Prometido?

-¡Prometido!

Me soltó y avanzó hacia Tom.

-Pues entonces no sé para qué monto este numerito…

-Porque si no no eres tú, Dougie, porque si no no eres tú.

-Tienes razón, Tom.

-¡Espera Tom, no te vayas! ¡Un abrazo!- le pedí.

Tom miró a Dougie.

-Hoy está mimosa.- le dijo.

Miré a Tom con los brazos extendidos y con mis mejores ojos de perrito abandonado.

-¡Claro, ven!

Me dio mi preciado abrazo.

-Muchas gracias, Tom.

-Sin recargos.

Bajamos abajo, donde Harry miraba atentamente un cuadro de un gato andando por una montaña. Seguro que era de tía Francisca, que lo había dejado allí para que nos acordáramos de ella y nos diera pesadillas.

-¡Ah, ya estáis aquí! Empezaba a sentirme solo…

-¡Pero si estaba yo aquí!- dijo Sara.

-Pues lo que yo decía, solo.

Esta le pegó un pellizco en el brazo.

-¡Harry!- dije bajando las escaleras corriendo- ¡Un abrazooo!

Se lo di.

-Vaya… no estoy acostumbrado a este tipo de afectos.

-¿No te gustan mis abrazos?- preguntó Dougie con voz de pena infinita.

-¿Tengo que decir la verdad?

-¡Pues a partir de ahora, te va a abrazar Elmo, no te digo!- fingió enfadarse.

-Bueno…alomejor puede abrazarme Cris.

-Cuando quieras.

-¡No, si ahora conspiráis contra mí!

Nos reímos de Dougie.

-¡Eh!- Danny hizo su aparición en escena.- He oído algo de abrazos gratis…

-Sí, Dougie los regala.- dije.

-Ven, Danny, que voy a cobrarme esos abrazos que me prometiste antes…

-¡No Dougie, ahora no!-dijo riendo.

Salió disparado hacia la puerta, con Dougie pisándole los talones. Todos finalmente fuimos hacia la puerta, donde Dougie había conseguido pillar a Danny y le daba el abrazo de su vida. Les aplaudimos.

-Bueno…nos vamos. Hay que dejaros descansar.

-Sí.

-¡Hasta mañana, chicas!

-¡Adiós!

Echaron a andar por nuestro jardincito y nos dimos la vuelta, para entrar en casa.

-¡Danny, espera!¡Un abrazo!

Y eché a correr rumbo hacia Danny, que me esperaba con una sonrisa.

-Es que eras el último que me quedaba de la colección abrazos de McFly.

Todos reímos mientras le abrazaba.

-¡Por fin he podido completar mi álbum! Gracias. ¡Hasta mañana!

Y entré en casa.

-Tenías razón eso de invitar a los chicos a cenar, ha sido divertido.

-Claro que sí. ¿Has arreglado las cosas ya con Danny?

-Más o menos.

-Se os veía bien abrazados.

La fulminé con la mirada.

-¡Bueno! Pues vámonos a dormir.

-¡Yeahh!

Fui al baño y después me puse el pijama, que no era nada del otro mundo, una simple camiseta de tirantes negra y unos pantalones cortos grises. Sencillo.

Me tumbé en la gran cama de mi cuarto.

-¡Bueno, Kate, buenas noches!

Quedé como una estúpida, ya que no me acordaba de que Kate no estaba.

-Más tonta y nazco Danny.-me reí.

Me levanté para abrir la ventana y, cuando volvía a la cama, me di con la mesita de noche y se me cayó en el pie un marco de fotos.

Solté una cantidad considerable de tacos. Encendí la lamparita y recogí el marco. Examiné la foto.

Era tía Francisca vestida de encajes. Fue en el bautizo de Sara. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

Quité esa horripilante foto de mi tía y puse la de Danny y yo.

Acto seguido, me metí en la cama y giré la foto para que me mirase.

-¡Buenas noches, Danny!

Y me dormí.

Soñé que Sara y yo estábamos sentadas en la mecedora del jardín mientras Tom combatía con una ardilla, Harry bailaba flamenco, Dougie hacía una torre de cartas y a Danny se lo comía una flor.

Me despertó algo que cayó sobre mí.

-¡Ahhhhhhhh!-grité, mientras lanzaba patadas al aire.

-¡Cris, que soy yo!- oí decir a Dougie.

-¡Dougie!¿Qué haces encima? ¡Quita!

Me incorporé y, en efecto, Dougie estaba saltando en mi cama.

-He venido a despertarte.

Me froté los ojos, ya que no veía ni torta. Bueno, torta, la que le iba a dar yo a Dougie.

-Danny me dijo que tenías un perro y que seguramente le echarías de menos… asique me mandó a mí.

-Humm…yo a Danny lo mato.

Dougie rió.

Me tiré sobre la almohada.

-¿Qué hora es?

-Las diez.

-¿Cómo has entrado?

-Sara estaba levantada.

-No sabía que madrugaba.

-Ni yo.

-Es pronto…-me quejé.

-Pues venga, arriba. Que Tom quiere que desayunéis con nosotros.

-Que amable por parte de Tom.

-¡Venga, vamos!¡Vístete! Que seguro que hoy es un día trepidante y lleno de aventuras.

-Me das miedo…

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