viernes, 17 de junio de 2011

~Capítulo 1~

Por fin había acabado los exámenes y, con ellos, el bachillerato. Habían sido unas semanas aterradoras de estudios infinitos, pero finalmente los había terminado todos.

Ahora, me encontraba en el piso de Madrid que compartía con mis padres y mi hermano pequeño, tumbada en la cama, mirando el techo.

Vivir en Madrid tenía sus ventajas, pero también tenía sus partes negativas, por ejemplo, vivir justamente enfrente del Palacio de los Deportes. Sí, podía parecer divertido, pero no lo era.

Casi todos los días, había gente durmiendo allí, gritando o haciendo cola, y hacían demasiado ruido. Aunque claro, no podía culparles… ¿o sí?

Negué con la cabeza. No tenía por qué preocuparme por eso.

-¡Cristina, a cenar!-oí gritar a mi madre desde la cocina.

-¡Sí!- la respondí con voz cansina.

Me levanté de la cama justo en el momento en que se oía un claxon afuera. Saqué la cabeza por la ventana y grité “¡Cansino!” a quién quiera que fuera el del coche.

Entonces, me miré en el espejo que había detrás de la puerta cerrada de mi cuarto. Era una chica normal. Bajita, castaña , con el pelo ondulado y un ojo azul y otro verde. Raro, ¿verdad? Una aprende a vivir con esas cosas. Había tenido 18 años para soportarme a mí misma.

En ese momento, mi hermano abrió la puerta y me dio con ella en las narices.

-Pero bueno…¿vienes a cenar o esperas que te la traiga Sebastián?

Me froté la nariz con dolor.

-Iba…hasta que decidiste atropellarme con la puerta.

-La culpa no es mía, no te mires tanto en el espejo.

-Ya, sí, venga. Vamos a cenar.

Fuimos. Miré con suma indecisión el plato de macarrones que me tenía que comer. ¿Había dicho que los odiaba? Antes me gustaban, pero una pequeña anécdota sin importancia hacía que no me cayeran demasiado bien. En fin…

Me los comí con desgana y me recluí en mi cuarto, con la esperanza de hacer un poco el moñas. Me conecté a internet, pero no había nada interesante. Entonces, Kate, mi perrita husky, entró corriendo como una exhalación en mi cuarto.

No había que ser muy avispado para darse cuenta de que quería que la sacara.

-Claro chica, ya nos vamos.

En estas estaba cuando me sonó el móvil.

-¿Quién diantres será?

Era Sergio, como no.

-¿Qué quieres? Iba con Kate a pasear.

-Hablas de tu perra como si fuera tú mejor amiga.

Kate me dio un lametón en la pierna.

-Es que lo es.

Sergio rió al otro lado de la línea.

-Veremos que dice Virgi de todo esto.

Virginia era mi mejor amiga…de carne y hueso.

-Bah, pues dirá pamplinadas, que es lo único que sabe decir. Pero bueno, ¿llamabas por algo en especial?

-Emm…sí. Creo que sí.

-¿Y bien?

-¿Estás ocupada mañana por la noche?

-Siempre estoy ocupada, pero creo que podré hacerte un hueco.

-Siempre te las das de ocupada.

-Porque lo soy.

-Lo eras antes, ahora eres libre.

Puse los ojos en blanco mientras Kate arañaba con ansia la puerta. Era una indirecta muy directa.

-¿Y qué haremos?

-Pues ir a ver X-Men, naturalmente.

-¿Nadie te ha dicho nunca que eres un friki en lo que respecta a X-Men?

-Sí- se rió- Todo el mundo.

-Quizá deberías empezar a replantearte seriamente eso de comprarte un cerebro.

-Pero Cris, si a ti también te gustan esas pelis…

-A mí me gusta Lobezno.

-Ya, y a mí.

-Bueno, que sí, que vale, que mañana me voy contigo al cine.

-¡Sí, jolín! Pues mañana a las nueve menos cuarto más o menos te paso a buscar, ¿sí?

-Claro, hasta mañana

-Verás como te gusta la película.

Puse una cara como de tener un infarto cerebral.

-Sí, nos vemos.

-Besos.

-Eso.

Y colgué.

Salí con Kate y nos dimos una vuelta larga y extensa mientras reflexionaba.

No es que Sergio no me gustara, pero era un poco… ¿cuál sería la palabra ideal para describirle? Sergio. Sí, eso es. Era un poco Sergio. Guapo, rubio, alto, atlético y con una sonrisa deslumbrante. Buen estudiante y con un sentido del humor brillante. Lo tenía todo, vamos.

Pero…bah, no quería pensar ahora en eso.

Cuando volvíamos a casa, vi a un hombre parado enfrente del Palacio de los Deportes. Tenía las manos en los bolsillos y tenía un aire ausente.

Decidí acercarme y hablar con él, no fuera a ser que se hubiera perdido o algo. La verdad, me tenía intrigada. ¿Qué haría un hombre de pie un 21 de junio de 2011 a las nueve y media de la noche parado frente a ese edificio?.

Al acercarme mejor, pude comprobar que no era un señor, sino un joven. Más mayor que yo, eso sí, pero un joven. No pasaría de los 30 años.

Llevaba unos pantalones vaqueros rotos, una camiseta de tirantes blanca y una chaqueta de cuero negra (¿una chaqueta de cuero en junio? Bueno, quién soy yo para juzgar).

-Perdona…-le dije. El chico no se inmutó.-Disculpa…

Nada, el chico estaba perdido en la infinidad de su mundo.

Cansada ya de tanta ignorancia, le agarré de un brazo.

-Disculpa, pero…-le dije.

El chico se sobresaltó y fue entonces cuando se dio la vuelta y me miró.

Le solté el brazo.

-¡Hola!- el chico me sonrió.-¿Quieres algo?

-Emm…no, creo que no. Solo que te vi ahí parado en medio de la calle y pensé que quizás necesitarás ayuda…

-¡Vaya, muy atenta!- me sonrió. Tenía unos preciosos ojos azules y unos dientes blancos que no consigues ni con 10 años de Colgate. Además, tenía un montón de pequitas.

-La verdad, es que sí necesito ayuda…

-¿Qué te ocurre?

-Que me he perdido.- dijo mientras se rascaba la cabeza con una mano en ademán confuso.- Estoy alojado en el hotel *** (no me acuerdo del nombre, pero es el más lujoso de Madrid), salí a dar una vuelta, me perdí y ahora no sé volver.

Abrí los ojos desmesuradamente.

-¿El ***? ¡Pero ese es el mejor hotel de Madrid!

Él sonrió.

-Soy un chico con suerte.

-Ya, bueno… suerte sería que no te hubieras perdido…¿no crees?

-Puede.

-¿Y no se te ha ocurrido llamar a un taxi y pedirle que te llevara al hotel?

Ahora fue él quien abrió los ojos enormemente.

-¡Oh, sí! ¡Con lo fácil que era! Me cachis…

-Bueno, si quieres, te acompaño a la parada, no está muy lejos de aquí.

-Pues sí, porque soy capaz de perderme otra vez.

-Vamos, entonces. ¡Kate, ven!

Kate dejó de perseguir a una paloma obesa y corrió a mi encuentro.

-¡Oh, un husky!- dijo el chico mientras se agachaba y acariciaba a Kate.

-Me gustan los perros.

Era obvio, pero tenía que decirlo.

-A mí también. Tengo dos.

-Yo tengo a Kate y a un hermano, pero no sé si ese último vale.

Él rió.

-Supongo que sí. Yo tengo un amigo llamado Dougie que es como mi mascota.

-Vaya, que triste…

Echamos a andar y dejamos atrás el palacio de los deportes.

-¿Y no me dices tú nombre?- me preguntó el chico.

-Cristina Vila.

-Yo soy Danny Jones.

-Tienes nombre de película.

-Me confundes con James Bond.

-No, yo estaba pensando en David Jones, el pirata ese.

-Oh, vaya.

Danny estaba todo el rato con una sonrisa (estupenda, por cierto) en la cara.

-¿Por qué te ríes tanto?

-Porque me hace gracia.

-¿El qué?

-Cosas

-Ah, bien. Bueno, ya hemos llegado.

-No hay ningún taxi.

-Eres muy observador, ¿eh?-sarcasmo absoluto- Hay que esperar que venga uno.

-Pues esperamos.

Pasaron dos minutos y vimos acercarse a uno en la distancia.

-¿Y qué hacías parado enfrente del Palacio de los Deportes?

-Pensaba.

-Ah, mañana hay un concierto, ¿no?

-Sí, creo haber oído algo, sí.

Danny no paraba de reírse. Yo no encontraba el chiste.

-Actúa un grupo inglés llamado McFly, creo. No sé quienes son. ¿Pero qué nombre es ese, McFly? Es como si se llaman Matrix… o Titanic.

-Titanic me gusta.

Danny se reía ya a carcajadas.

-Tú eres un hortera.

-Sí, bueno.

-Tengo una amiga que va al concierto, porque ganó una entrada VIP de esas gracias a Coca Cola… Tiene de los mejores asientos.

-Entonces los podrá ver bien.

-Sí

-¿Y tú por qué no vas?

-Ya te lo he dicho, no conozco a McFly. Mi amiga tiene una obsesión enorme con el cantante, no sé, uno que tiene un tatuaje enorme en el pie, creo…¡Jo, no sé! Uno de los que cantan.

-Sí, creo que ya sé quién es.

Apareció el taxi.

-Bueno, tú tren ha llegado.

-Yo creía que era un taxi.

Le fulminé con la mirada.

-Vale, vale mira…- rebuscó en su chaqueta.- Curiosamente, aquí tengo una entrada de sobra para el concierto de mañana.

Me puso la entrada en la mano. La miré. Entrada VIP donde las haya. La más VIP de todas.

-Pero,pero, yo…

Danny subió al taxi y sacó la cabeza por la ventanilla.

-No me hagas el feo de no ir, ¿sí? Mañana quiero verte por allí.

Asentí.

-Veré que puedo hacer.

Sonrió y el taxi se fue.

Mi perra y yo nos miramos y nos dimos la vuelta.

-¿Sabes, Kate? Quizá deberíamos salir a dar vueltas más a menudo.

Mi perra por toda respuesta, ladró.

3 comentarios:

  1. ENTRADAS VIP NO EXISTEN, SON LOS PADRES JAAAAAAAAAAAJAAAAAAAJAAAAAAAA

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  2. tiene muy buena pinta, sube pronto!!! :)

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  3. me ha gustado mucho :)
    espero impaciente el proximo capitulo

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