jueves, 30 de junio de 2011

~Capítulo 15~

Mientras subíamos, fuimos haciendo el idiota con las velas. Estábamos emocionados de tener en nuestras manos el único objeto que nos proporcionaba algo de luz entre tanta oscuridad.

Abrí la puerta de mi cuarto. Estaba totalmente a oscuras.

-Joer, que mied…

En ese momento, un rayo iluminó toda la estancia.

-¡Ahh!-grité, y me abracé a Danny.

Este rió.

-Pero tranquila, mujer…

-Estas cosas me dan miedo.

-¿La tormenta te da miedo?

-Sí, me asusta. Mucho. Pienso que me va a comer.

Danny se rió ante eso.

-Yo sí que te voy a comer.

-Sigue soñando, Danny. Sigue soñando.

-De ilusiones, también se vive…

Reí.

Pusimos las velas en la mesita de noche.

-¡Eh, pero si esta es nuestra foto!- exclamó Danny, al ver el marco.

-Sí, no me he separado de ella desde que me la diste.

-Yo tampoco me he separado de la mía.

-Que mono eres.

Sonrió.

-Voy a ponerme el pijama- le comuniqué.

-Vale, no miraré.

Se dio la vuelta y miró fijamente a la pared.

-Si para lo que hay que ver…-le dije.

-¡Eh! A mí me gusta.

-Ya - me reí.

Me puse mi camiseta de tirantes negra y mis pantalones cortos grises cómodos de siempre y me tiré sobre la cama.

-Ya estoy.

Dejó de mirar a la pared. La había mirado con tanta intensidad que pensé que la habría hecho un agujero.

Otro rayo.

Volví a gritar y me agarré con más intensidad a Danny.

-Me gustan las tormentas.-dijo este.

-Ya…

Le solté y me metí en la cama.

Se levantó.

-¿Adónde vas?

-A ponerme cómodo.

Se quitó la camiseta y los pantalones, quedándose solo en boxes.

-Yo siempre duermo así.-se justificó.

-¿Acaso yo me he quejado? Vamos, ven.

Le hice un hueco a mi izquierda. Se tumbó allí. Yo estaba tumbada de modo que le daba la espalda.

Me apartó el pelo de la espalda y se entretuvo haciendo círculos con los dedos en ella. Me hacía cosquillas.

Entonces, un trueno, especialmente sonoro, me asustó.

Grité y me di la vuelta, agarrando a Danny como no lo había hecho en la vida. Él apoyó su cabeza en la mía.

-Dile a los truenos que se vayan, Danny, que me dan miedo.

Rió.

-Dudo que me hagan caso.

-Bueno, pues si ellos no pueden irse, quédate tú.

-No me muevo, Cris. Me quedo aquí contigo.

Empezó a pasar su mano por mi pelo. Eso me tranquilizaba.

Yo le dibujaba cosas incomprensibles en el pecho.

Levanté la cabeza y le miré.

Él también me estaba mirando.

Sonreí.

Y empecé a besarle.

Al principio, tranquilamente, pero después con más urgencia.

Le agarré de la cara con las manos y le atraje más hacía mi. Le necesitaba cerca.

Rodó y se quedó sobre mí, pero en una postura la cual no tuviera que soportar su peso. Eso me daba igual, yo lo quería más cerca, todo lo cerca que se pudiera. Más, aún.

Me separé de él para respirar un poco.

No sabía hasta donde quería llegar… ¿o sí?

Volví a besarle. Le necesitaba. Mucho. Más de lo que había llegado a imaginar.

Empecé a juguetear con su pelo y froté mi nariz con la suya.

Lo había decidido. Quería darle a entender que quería más. Le miré intensamente mientras le pasaba una mano por la espalda. Captó la indirecta.

-¿Estás segura? Creo que deberíamos esperar un…

Le interrumpí besándole con pasión.

-Lo estoy.-le susurré.

Sonreí con picardía. Me devolvió la sonrisa, añadiendo un beso.

Sus manos volaron raudas a mi camiseta, ayudándome a deshacerme de ella. Siempre pensé que, cuando llegara este momento, estaría nerviosa, pero no lo estaba en absoluto. Era Danny quién me hacía sentirme bien, tranquilizándome a cada paso.

Ya solo me quedaba una prenda, al igual que a él. Finalmente, nos quedamos los dos como nuestras madres nos trajeron al mundo.

-¿Estás segura? Mira que podemos parar y esperar…

-No, ahora.

Cuando se me metía algo en la cabeza, no había quién me lo sacara, y él no iba a ser más.

Sonrió.

-Cabezota.

Le besé.

-Continua.-pedí.

Rió.

-¡Oh, se me olvidaba!

Se levantó de encima de mí y rebuscó entre los pantalones.

-¿Qué haces?-le pregunté.

Me señaló un preservativo que llevaba en la mano.

-¿No querrás ser mamá tan temprano, verdad?

-Sí, quiero veintitrés hijos, todos con pequitas y ojos azules, correteando todos y chocándose entre ellos.-me reí ante esa escena.

Me miró con los ojos desorbitados, fingiendo sorprenderse.

-¿Veintitrés hijos? Uff, entonces, contra antes me ponga a ello, mejor.

Me hizo reír a carcajadas con aquello.

-Vamos, ven.

-Grr.

Me volví a reír.

Se puso lo que se tenía que poner y volvió a ponerse sobre mí.

-Entonces…¿me permites?

Volví a reír.

-¡Siempre me preguntas lo mismo!¡Pues claro!

-Pues allá vamos.

Eché la cabeza para atrás.

-Lo importante es que estés relajada.

Suspiré.

-De acuerdo.

-Dime si te duele y pararé.

Me empecé a reír.

-Esto es de todo menos serio.

Ahora rió él. Me lo contagió a mí.

Cuando conseguimos serenarnos, proseguimos. Antes de que me diera cuenta, ya lo tenía dentro de mí.

Fue todo bastante rápido. Cuando terminó, cayó sobre mí. Yo le abracé y jugueteé con su pelo, mientras le decía cuánto le quería al oído y así, nos dormimos.

lunes, 27 de junio de 2011

~Capítulo 14~

Me estrechó entre sus brazos.

Y bostezó.

-Estás cansando, tienes que irte a casa.

-No, no quiero irme. Quiero quedarme contigo.- dijo con voz de niño pequeño encaprichado con algo.

-No señor, no. Vas a ir a dormir ahora mismo.

-Nooooo.

-Vamos, a dormir. Por favor.

Le puse mis mejores ojos de perrito abandonado.

-Hazlo por mí.

-Es que si pienso en ti, no podré dormir.

-¿Tan fea soy que doy pesadillas?

Rió y me abrazó más fuerte.

-¡Vamos! Sabes que no lo decía por eso.

-Lo sé. Pero ve a descansar.

-Si es lo quieres, iré.

-¡Gracias! Lo dices como si te estuviera castigando, cuando lo único que quiero es lo mejor para ti. A ver si te crees que yo quiero separarme de ti…

-Eso no va a pasar.

-Claro que no. A dormir.

Me besó.

-Hasta mañana.

-Adiós. ¡Y adiós a vosotros también, chicos!-les despedí con la mano.

-¡Adiós, Cris!-me respondieron ellos, despidiéndose con la mano.

Danny tiró para allá, y yo me metí en casa.

Sara lo había estado viendo todo por la ventana.

-¡Dios, qué bonitos que sois los doooos!

-¿Más que tú y Dougie?

-Eso es discutible.

Nos miramos y nos empezamos a reír. Después, comenzamos a saltar y a hacer el cabra.

-Bueno, creo que tenemos que irnos a dormir.

-Sí, creo que sí.

Nos fuimos a acostar.

Me tiré en mi cama y me cubrí la cara con las manos.

¡Dios! No me podía creer que me hubiera lanzando tanto y hubiera besado a Danny.

Me puse a gritar en bajito y a dar patadas en la cama de pura emoción.

Cuando me cansé, me dispuse a dormir.

Estaba más dormida que despierta cuando oí unos golpes.

Entonces, algo entró por la ventana.

Era un zapato.

-¿Pero qué…?

Me asomé.

-¡Cris!

-¡Danny! ¿Pero qué haces?

-¡Es que no podía esperar hasta mañana para volver a verte!

Me reí.

-Y me tiras un zapato…

-¡Es que no sabía cómo llamarte! ¡Nunca me diste tú móvil!

-¡Es cierto! Mañana te lo doy. ¡¿Pero no te dije que te fueras a dormir?!

-¡Sí, pero no podía dormir sin verte!

-¡Oins!-le lancé un beso.

Lo cogió al vuelo.

-¡Epa, mío!

Sonreí.

-Aún tengo tu zapato.

-¡Ah! Tíralo.

-No quiero, sube tú a por él.

-Es que como suba, no bajo.

-Bueno… ¿y quién ha dicho que quiero que bajes?

Sonreímos.

-La puerta está abierta.

-Allá voy.

Me senté en mi cama, esperándole.

Al instante, se abrió la puerta y Danny entró.

-Qué rápido.

-Para lo que me interesa, sí.

-Toma tu zapato.

-No sé por qué le llamamos zapato, si es una zapatilla.

-Y yo no sé qué hacemos hablando de esto a las…

-…dos y media…

-…de la mañana.

Nos reímos.

Hablamos, hablamos, nos reímos, hablamos y hablamos hasta que los primeros rayos de sol empezaron a penetrar en la habitación.

-¡Danny, vete a dormir!

-Claro, ahora, ¿no? Ya me quedo a desayunar.

-No has dormido nada. Me siento culpable.

-No tienes por qué. La culpa es mía. Fui yo el que quería verte.

-Sí, pero fui yo quién te incitó a subir.

-Sí, y luego a no dejarme bajar.

-¿Ves? Soy culpable.

-Culpable o no, yo te quiero igual.

-¡Oh!

Se me saltaron los colores.

-¡Y encima te sonrojas!-rió.

-¡Déjame!-le dije, mientras le pegaba con la almohada.

-¡Agresiva!

Después de reconciliarnos con un par de besos y abrazos, bajamos abajo, cogiditos de la mano, saltando como Heidi.

Desayunamos entre risas, abrazos y algún que otro pellizco.

En estas estábamos cuando Sara bajó.

-¡Hola!

-¡Hola, S!

-¡Eh, pero si es Danny!

-Sí, se ha quedado a “dormir”.

-Que de dormir ha tenido poco.

-Pues sí.

-¿Por qué, qué habéis hecho?

-Hablar-dijimos mutuamente.

-Pues que aburridos que sois.

-Así nos va.

Nos reímos.

-Bueno, creo que tengo que irme. Estos me van a echar de menos.

-¡No quiero que te vayas!

Le agarré con desesperación.

-Pero si nos vamos a ver luego…

-Luego es dentro de mucho. Yo te quiero ahora.

Rió.

Le solté.

-Bueno, si tienes que irte, lo entiendo.

-¿Y dónde está la desesperación de antes?

-A veces, me dan unos prontos muy dramáticos.

-Ya veo.

-Te acompaño a la puerta.

Se despidió de Sara.

Llegamos a la puerta.

-¿Seguro, seguro que luego vas a volver?

-Te lo prometo.

Selló su promesa con un beso.

-Creo que deberías prometerme cosas más a menudo.

Se rió.

-¿Sí, no? Cuando quieras.

Se dio la vuelta para irse.

-Oye, una cosa…

-¿Si?

-Si se te vuelve a acercar el pulpo de ayer, me lo dices.

Puse los ojos en blanco.

-De acuerdo.

Le despedí con la mano y entré en casa.

Me tiré sobre el sillón.

-Tengo sueño.-me quejé.

-No te quedes hablando hasta tan tarde.

-Pero es que quiero.

-Pues luego atente a las consecuencias.

-Ahhhh.

-Vamos, levanta.

-¿Por qué?

-Tenemos que ir a comprar.

-Ve con Dougie. Yo quiero dormir.

-Con Dougie me voy luego. Ahora tenemos que ir a comprar.

Bostecé.

-Vale.

Salimos afuera y miré hacia el cielo.

-Hum, parece que hay nubes.

-Sí, dicen que va a haber tormenta.

-¿Qué, tormenta?

-Sí.

-Buff…

Fuimos a comprar, compramos y volvimos.

-¡Bien! Por fin voy a poder dormir.

-Ni hablar, tienes que ayudarme a colocar las cosas.

Las colocamos.

-¡Bien, por fin voy a poder dormir!

-Sí, ahora sí.

Me tumbé en el sillón del salón y me quedé profundamente dormida.

Como a las siete o así, me desperté, porque notaba algo frío en el brazo.

Cuando abrí los ojos, vi a Dougie pasándome un cubito de hielo por todo el brazo.

-¡Yo a ti te mato, Doug!¡Qué frío!¡Qué malo eres!

Este se reía a carcajadas.

Empecé a ahogarle.

-¿Pero vosotros no podéis dejar de hacer el payaso?

-Déjanos, S, para algo que se nos da bien…

-Eso, eso.

-Bueno, Cris, que nos vamos.

-Vale.

-Te quedas sola.

-Una ya se acostumbra a estas cosas, Doug.

-Verás como Danny no tarda en venir. En cuanto salgamos por la puerta, aparecerá.

-¡Anda ya!

Se fueron. Nada más cerrar la puerta, se oyó el timbre. Era Danny. Dougie me daba miedo.

-¡Danny!-le abracé.-¡Has venido a mí!

-Sí, por una vez, sí.

-Quiero que sean más.

-Lo serán.

-Vale, pero pasa, pasa.

Pasó.

Nos pusimos la tele.

-¡Mira, pero si es la peli de Scream!

-¿Ese con la cara amorfa?

-Sí Cris, sí. Cara amorfa…-rió.

-Voy por algo de cenar.

-¡Pero espera, que ahora viene lo mejor!

-¿Cuándo apuñalan a alguien?

-¡Sí!¿Cómo lo has sabido?

Me encogí de hombros.

Cenamos mientras veíamos la película.

De pronto, se fue la luz y con ella, la tele.

-¡No! ¡Ahora no! ¡Justo en el final!

-¡Ahhh!-grité yo.

-Tranquila.-Danny me pasó el brazo por los hombros.

-Voy por unas velas o una linterna… ¡o algo que alumbre! Tú quédate sentado, no vaya a ser que te vayas a caer y te hagas daño.

-Oh, cómo me cuidas.

Me levanté y empecé a rebuscar por los cajones. Encontré unas velas y me di la vuelta, entonces, algo me enganchó.

-¡Ahhh, es Scream!¡Ha venido por mí!

-¡Voy en tú rescate!

Al instante, tuve a Danny a mi lado.

-Pero si solo te has enredado con la cortina.

-Pues desde aquí se parecía a Scream.

Se empezó a reír.

-Jo, no te rías. O también podría haber sido el desaprensivo de Ryan…

-Eso ya me preocupa más. Como me entere de que vuelve a rondarte… le lincho.

-¡Anda ya! No seas tú agresivo.

Nos reímos.

Afuera, empezó a llover más fuerte.

-Bueno, Sara y Dougie estarán al caer, será mejor que me vaya…

Se dio la vuelta.

Con desesperación, le agarré de la cintura por detrás.

-¡No te vayas, Danny! ¡Quédate! Duerme conmigo esta noche.

-¿Quieres que me quede?

-Sí, quiero.

-Vale, me quedaré.

Le solté, complacida.

Se dirigió al sillón.

-Creo que no has entendido, Danny. Dormir, conmigo, en mi cama, arriba.

Me miró a los ojos.

-Por favor.-le pedí y le abracé.

-Vamos.

Y subimos arriba.

domingo, 26 de junio de 2011

~Capítulo 13~

[POV Sara]

Creo que me había perdido algo importante.

Subí arriba y entré en la habitación de Cris.

Esta estaba arrodillada en el suelo, con el marco de la foto entre sus brazos.

Sollozaba.

-¡Cris! ¿Pero qué te pasa?

Me senté a su lado y la cogí de los brazos. El marco cayó sobre sus piernas.

-¡Dile que vuelva, Sara!¡Danny se va!¡Dile que vuelva!¡Qué alguien se lo diga!

-Pero si son solo unos días, Cris. Espera un poco y todo volverá a ser como antes.

-¡No, Sara, no!¡Se ha ido enfadado!¡Se ha enfadado conmigo!

-¿Danny, enfadado? ¡Pero si no sabe lo que es eso!

-¡Sí, sí que lo sabe!¡Dile que vuelva, decírselo!

Empezaba a ponerse histérica.

Le aparté el pelo de la cara.

-Sabes que no puede volver aún. Tiene que trabajar.

-¡Lo sé, lo sé! ¡Pero lo quiero de vuelta, ya!.

Suspiré. No sabía cómo tranquilizarla. Tampoco quería decirle que yo tenía el móvil de Dougie y él podría pasarnos a Danny, pero eso solo los pondría más nerviosos a los dos.

Entonces, la miré la mano. Estaba sangrando.

-¿Qué te pasa en las manos?

-¿Emm? Me he cortado con el cristal… porque se ha roto. ¡He roto el marco de la foto!

-Ven, vamos a curarte esto. Y tranquila, mañana vamos y compramos otro marco, ¿quieres?

-¡No, no quiero otro marco! ¡Me gusta este!

Puse los ojos en blanco. Esto iba a ser muy difícil.

No sin esfuerzo, conseguí que bajase a la cocina y se sentase en unas de las sillas. Le desinfecté la herida de la mano y se la vendé.

-Gracias. Me subo a dormir.

Se levantó y se fue.

Antes de irme yo también, tiempo después, decidí ir a verla, haber qué tal se encontraba. Me la encontré sentada en el alfeizar de la ventana, mirando hacia la casa de los chicos.

-Me voy a dormir. Hasta mañana.

-Adiós.

Y la dejé sola.

A la mañana siguiente, me levanté, como hacía siempre y me puse a limpiar. Cuando terminé, decidí ir a echar un vistazo a Cris, para ver qué tal había pasado la noche.

Esta estaba sentada en la cama, con los ojos enrojecidos, mirando por la ventana.

-Buenos días, ¿quieres desayunar algo?

Negó con la cabeza.

-No tengo hambre.

-Bueno ¿y…?

-Quiero estar sola.

-Vale, como quieras.

Me fui y la dejé sola, con sus pensamientos.

A la hora de comer, bajó a la cocina y comió conmigo.

-Siento haber sido tan borde antes.

Tenía mejor cara, pero las ojeras no se las quitaba nadie.

-Bah, no pasa nada.

Después de comer, volvió a subirse a su cuarto.

Aproveché que estaba sola para llamar a Dougie.

-¡Hola, cielo! ¿Qué tal, cómo habéis llegado?

-¡Sara,cariño! Bien, bien, estamos bien. ¿Y vosotras?

-Yo bien, echándote de menos, claro.

-¿Y Cris?

-Cris…no está bien.

-Danny tampoco. Tiene una cara de agrio que no puede con ella.

-Cris se ha pasado la noche llorando.

-Yo no les entiendo. ¿Por qué no se dicen que se quieren y ya?

-No lo sé, Doug. No lo sé…

[Fin POV Sara]

Me apoyé en el alfeizar de la ventana.

Ahora sí que la había liado, pero que bien liada.

Danny se había marchado enfadado a Francia, y todo por mi culpa. ¿Qué me costaba hablar con él?

Verdaderamente, era una estúpida.

-¡Eh, hola!

Sí, realmente, era la mujer más estúpida del planeta.

-¡Ey, ¿estás bien?!

-¿Emm?

Miré hacia abajo.

Un chaval me estaba saludando.

-Hola.-le dije con voz áspera.

Nos quedamos en silencio.

-¿Quién eres?-le pregunté, cansada de que me estuviera mirando.

-Ha eso quería yo llegar. Soy tú nuevo vecino. Estoy aquí por unas semanas en la casa de al lado.

Me señaló la casa de mi derecha.

-Ah, mira.

-Soy Ryan.

-Cristina.

-Un placer.

-El placer es mío.

-¿Sabes de lo que me he enterado?

-¿De qué?-pregunté, con poco interés.

-De que en esta casa de al lado vive McFly.

Apreté con fuerza la madera del marco de la ventana.

-¿Sí?

-Sí, ¿no lo sabías? Pero ahora mismo no están. Están en Francia.

-Vaya… interesante. Tengo que irme. Adiós.

Cerré la ventana y me tumbé en la cama.

Al día siguiente…

Como me aburría, cogí la pelota que me había traído de Kate y me puse a lanzarla contra la pared.

Entonces, llamaron al timbre.

-¡Cris, es para ti!- canturreó mi prima.

-¡Danny!-grité, y me lancé escaleras abajo a la carrera. El alma se me cayó a los pies cuando vi a Ryan en la puerta.

-¡Hola!

-¿Y tú qué quieres?

-Pues quería decirte que…

Le cerré la puerta.

-Danny es el único que puede decirme cosas.

-¡Vaya!-dijo mi prima- Has hecho un nuevo amigo.

-Esa cosa no es mi amigo.

Suspiré.

-Ahí se sentó Danny-señalé una silla- Y allí piso, y allí se tropezó y ahí dijo…

-¡Cris!

Me subí de nuevo a mi cuarto, recordando todo lo que Danny había hecho.

Pasó otro día.

Y otro.

Y otro…

-¡Ya estoy harta de que estés tumbada en la cama, deprimiéndote!¡Ahora mismo te levantas, te vistes y te vas a dar una vuelta!

-¿Ahora? Pero si ya es por la tarde…va a anochecer dentro de nada…

-¡Ahora!

En menos de cinco minutos me encontraba saliendo por la puerta.

-¡Eh! ¿Cómo tú por aquí?

Ryan estaba parado en nuestra verja.

-Sara se ha hartado de que esté todo el día en casa.

-¿Y por qué lo estás?

-Porque me gusta.-dije, mientras salía y se apartaba de la verja.

-¿Y adónde vas?

-A dar una vuelta.

-¡Ah! Pues te acompaño.

Me pasó el brazo por los hombros.

Recordé a Danny pidiéndome permiso para eso mismo.

Me aparté de él.

-No hace falta. Puedo perderme sola.

-Venga…déjame ir contigo.

La verdad es que no me apetecía demasiado que viniera.

-Bueno, vale.

-Bien.

Mientras andábamos, me contaba algo sobre su aburrida vida en California, creo recordar que era.

-Yo soy de España.-le dije.

-¿Española? ¡Oh! Yo he oído que…-más y más hablar.

Empecé a andar más rápido. Quería llegar a casa y deshacerme de él de una vez.

-Bueno, ya hemos llegado a mi casa. Me voy.

Me agarró del brazo.

-No, no… no te vas.

-Mira como lo hago.

Me agarró más fuerte y me atrajo hacia él.

-¡¿Qué haces?!¡Suéltame!¡Qué me sueltes!

Empecé a retorcerme, pero me tenía bien agarrada.

-Suéltala.-se oyó de repente.

Dejé de gritar.

-He dicho que la sueltes.

Dichosos mis oídos.

-¿Eres sordo? Suéltala.

-¡Tío!-dijo entonces Ryan-Pero si tú eres…

-Danny-dije, mientras me giraba y le miraba.-Mi Danny.

Danny estaba de brazos cruzados, a un metro de nosotros .Serio.

-Te repito por última vez, suéltala.

Le pegué una patada con todas mis fuerzas en los bajos fondos y me soltó.

-¡Danny!-me tiré contra él y le estreché en mis brazos.-¿Cuándo habéis llegado?¿Qué tal por allí?¿Cómo…?

Se deshizo de mi abrazo, se dio la vuelta y comenzó a alejarse.

-¡Danny!¡Escúchame!

Se quedó quieto.

-Vamos a hablar.

-Eso es lo que siempre intentamos.

-Esta será la definitiva.

Pude ver a Tom y los demás pegados en las ventanas de su cara, expectantes.

Danny se giró.

-Pues habla, te escucho.

Me acerqué más a él.

-Danny, se acabó. No puedo soportarlo más. Estos… ¿seis días…?

-Cuatro. Han sido cuatro días.

-Han sido para mí un infierno. No quiero pasarlo nunca más.

-¿Con eso quieres decir que…?

-Que te quiero.-le interrumpí. Corrí hacia él, le agarré de la cara con las manos y le besé.

Oí los aplausos de los chicos desde la casa.

Le solté y le pasé los brazos por el cuello.

-Hagas lo que hagas, Danny, no me vuelvas a dejar sola. Si te vas, me voy contigo, pero no me quedaré sola nunca más.

Él, por toda respuesta, me abrazó.

-Por supuesto que sí. Te llevaré conmigo.

Le abracé más fuerte.

-Al final conseguiste que volviera a ti.

Se rió.

-Siempre lo haces.

-Me gusta.

-Y a mí me gusta el politono ese del peluchito…

Me separé de él y reí.

-¡Eso ya lo sabía yo!

Le volví a agarrar la cara con las manos.

-¿Ya no estás nerviosa?-me preguntó.

-No, ahora me encuentro bien. Como siempre.

Sonrió con aquella sonrisa que me volvía loca.

Esta vez fue él quien me besó, pero no me aparté, sino que le devolví el beso.

-¡Iros a un hotel!

-¡Cochinos!

-¡Qué hay niños delante!

-¿Eso por quién lo dices?

-Por ti, Doug, claro que por ti.

-¡Eh!

Me reí a carcajadas.

-¿Qué te hace tanta gracia?-preguntó Danny, sonriendo.

-De que jamás pensé que diría que, contigo a mi lado, soy feliz.

sábado, 25 de junio de 2011

~Capítulo 12~

Me desperté.

Estaba en mi cama.

La foto de Danny y yo me miraba.

-Pero… ¿qué…?-dije, mientras me incorporaba.

Me destapé. Todavía tenía el vestido puesto.

Hice memoria. Lo último que recordaba era estar tumbada con Danny… y nada más. Decidí ir a preguntarle a Sara.

-¿Sara?

No me contestó.

La puerta de su cuarto estaba cerrada.

La abrí.

-Oye Sara, ¿sabes…?- me callé.

Dentro estaban Sara y Dougie, este sentado sobre la cama de ella, la cual tenía la cabeza apoyada sobre su hombro y le rodeaba con sus brazos.

Creo que me había perdido muchas cosas.

-Em…hola.

Los dos giraron la cabeza y me miraron.

-¡Ah, buenos días Cris! ¿Ya te has despertado?

-Lógico S, sino, no estaría aquí.

Doug rió.

-Oye… ¿sabes por qué sigo con el vestido puesto? No me acuerdo.

-Uy… ¿qué harías ayer para no acordarte de nada, eh?

Gruñí a Dougie.

-Pues… te quedaste dormida y Danny te trajo en brazos.

-¿Qué Danny hizo qué?

-Sí…¡bien dormida que venias!

-Le dije que te subiera arriba, lo hizo y se fue.

-Ah… ¿y qué hay de vosotros?

-¿Nosotros? Bien, gracias.

-Bah, no hay quien os entienda. Quiero bañarme en la piscina.

-Pues hazlo. Ya la eché yo hace días el cloro y eso.

-Bien, bueno… ahí os dejo…con vuestras cosas.

Cerré la puerta y me fui a mi cuarto.

Me puse un bañador, unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta blanca ancha y me hice una coleta alta.

Bajé a desayunar, pero no tenía hambre, asique me senté a beberme un vaso de leche. Al rato, Dougie bajó también a buscar un zumo.

Yo estaba mirando una pared, intentando contar cuantos puntitos tenía el gotéele.

-¡Eh, Cris! ¿En qué piensas?

-Hum…

-Oh, vamos, sabes que puedes contármelo.-dijo, sentándose a mi lado.

-No es nada, solo que…

-¿Qué?

-No me puedo creer que un hombre como Danny esté soltero.

Bebió un trago del zumo.

-Antes, no lo estaba. Salía con Georgia Horsley, ¿te suena?

Negué con la cabeza.

-Es miss Inglaterra.

-¡Ah!

-La dejó nada más volver de Brasil.

-¿Por qué?

-No sé, pero alomejor eso te da que pensar.

-Hum. Gracias por escucharme.

-No hay por qué darlas.

Le abracé.

-¿Os venís luego a la piscina?

-Sí, ¿por qué no? Voy a preguntarle a S.

Y se subió arriba.

Cogí la toalla que había dejado en una silla y salí al jardín. Allí vi a Harry, que estaba regando el jardín y de paso, a los enanitos.

Me acerqué al muro que nos separaba y me apoyé en el.

-¡Eh, Harry! Buenos días.

Harry se dio la vuelta y me vio. Se acercó también al muro.

-Buenos días, Cris. ¿Qué tal? ¿Qué tal ayer?

-Bien, muy bien- dije, sonriendo.

-Uy, esa sonrisilla…

-¡Harry!-dije, mientras le atizaba en el brazo.-No saques conclusiones que no son.

-¿Y cómo sabes en qué estaba pensando?

-Eres previsible.

-¡Oh, vaya! ¡Ahora el previsible soy yo!

-Sí- sonreí.-¿Y Tom?

-Está con Gio.

-¿Gio?

-Giovanna.

-Creo que no te sigo, Harry…

-Es su prometida.

-¿Sí? ¡Contra! Que callado se lo tenía. Eso no lo sabía yo.

-Pues… ya ves. Y… ¿qué vas a hacer ahora?

-Me iba a bañar en la piscina, ¿quieres unirte?

-Claro, en cuanto termine de arreglar el jardín. Que mucho dice Tom que lo cuida él, pero todo es mentira. Siempre me toca a mí.

-Bueno, pues otro día que tengas que hacer de jardinero, me llamas y te ayudo en esta peligrosa empresa, para que no te sientas solo.

-¿De verdad?

Sonreí.

-¡Claro! Será divertido. Oye, ¿y Danny?

-Mucho tardabas en preguntar por él…

Le enseñé los dientes.

-Está arriba, durmiendo.

-¿Qué, a estas horas?

Asintió.

-Ve a despertarle si quieres.

-¿Yo?

Rió.

-Sí, tú. Seguro que le hace ilusión.

-Sí, iré. Para que también se bañe con nosotros.

Enarcó las cejas.

-Tú lo que quieres es verlo en bañador, ¿eh, eh?

Le pegué de nuevo en el brazo, esta vez con más fuerza.

-¿Qué te tengo dicho de las conclusiones precipitadas?

Sonrió.

-Lo seguiré haciendo, siempre.

-Tú verás lo que haces con tú vida…-dije, mientras salía de mi casa y entraba en la suya. Pasé a su lado y no le miré. Paré enfrente de la puerta y me giré para preguntarle algo.

-Oye…

En ese momento, Harry me apuntó con la manguera y me mojó.

-¡Harry, basta, que me ahogo!

Este no paraba de reírse.

-Toma, mi venganza.

-Tampoco me has mojado tanto. Solo me has medio rozado.

Me volvió a apuntar con ella.

-¡No, vale, vale, para!-dije, intentando detener con mis manos el agua. Eché a correr para huir de Harry y su manguera, pero este corrió a perseguirme. Finalmente, conseguí quitársela y empaparle a él.

-Eres mala.

-Pues ya sabes. Ala, me voy a despertar a Danny. ¿Cómo le encuentro?

-Tú sigue los ronquidos y le encontrarás.

-Danny no ronca, Harry.

-¿Y cómo sabes eso, eh, eh? ¿Cuándo has dormido con él, eh, eh?

Le di un pisotón y entré en la casa.

Lo primero de todo, subí las escaleras. Me encontré en un pasillo. Deduje que tenía que ser la puerta que estaba cerrada.

Acerté.

Abrí la puerta y ahí estaba, Danny. Estaba hecho un cuatro, enredado en las sábanas de la cama. Me acerqué cuidadosamente y, cuando estuve lo suficientemente cerca, salté sobre él.

-¡Ahhhhh!-gritó.

Me reí a carcajadas mientras Danny se incorporaba.

-¡Cris! ¿Pero qué…?

-Quería que sintieras lo mismo que sentí yo cuando mandaste a Dougie a despertarme.

-Eres vengativa.

Le puse la mejor de mis sonrisas.

-Solo cuando me conviene. Pero bueno, ¡buenos días!

Sonrió.

-Desde luego, ha sido toda una sorpresa…buenos días, sí.

Me reí.

-¿Qué pasa?

-No sabía que tenías unos rizos tan rebeldes.

-Siempre que me levanto, los tengo así.

Me acerqué e intenté domarlos un poco con las manos.

-Bueno, ahora están mejor.

-Gracias.

Sonreí.

-¡Eh, estás mojada!

-¡Ah! Eso… es que a Harry le ha parecido gracioso perseguirme por el jardín con la manguera.

-Este Harry…

-Pero conseguí quitársela y empaparle.

-Esa es mi chica.

La sonrisa se me quitó de la cara. No sabía qué decir ahora.

-Emm, nos vamos a bañar todos en nuestra piscina. ¿Quieres apuntarte? Podemos hacer ahogadillas a Dougie.

-¡Claro!

-¿Quieres desayunar algo antes? Puedo hacerte algo.

-Espera- me puso la mano en la frente, tomándome la temperatura- ¿Tienes fiebre o algo? ¿Me vas a hacer tú a mí el desayuno?

Le quité la mano de mi frente.

-Quizá no lo sepas, pero algunas veces, los amigos hacen eso.

-Los amigos…sí.

-Es mi modo de agradecértelo por lo de ayer.

-Sabes que no fue nada.

-Sí, sí que lo fue. Y lamento haberme quedado dormida… siempre lo chafo todo.

-No tiene importancia.-me sonrió.- Así pude llevarte en brazos y hacerme el Hércules.

-¡Anda ya! Bueno, voy a ver que hay abajo.

-No trabajes demasiado.

-Tranquilo.

-Unas tostadas serán suficientes.

-Oído cocina.

Salí por la puerta y bajé abajo.

Al rato, quizá porque había terminado de vestirse, o atraído por el olor de las tostadas, Danny bajó también.

Le esperaban unas tostadas, un café y hasta un zumo de naranja exprimido.

-¡Oh!-se echó las manos a la cara- Ni Tom me hace unos desayunos tan buenos.

-Me parece increíble que allí en mi casa me preparara un mísero tazón de cereales y a ti, mira…

-Eso es porque yo soy especial.

-Será…

-¡Gracias!

Abrimos los dos los brazos y nos dimos un abrazo.

Desayunó, le metimos a Tom los platos en el lavavajillas y salimos fuera. En ese momento, Harry entraba dentro.

-¡Eh, no os bañéis sin mí, ¿eh?! Voy a ponerme el bañador.

Y entró dentro.

-Que se cree este que le vamos a esperar- me susurró Danny.

Me reí.

Fuimos a la piscina.

-¿Cómo crees que estará el agua?-pregunté, mientras la intentaba tocar con el pie.

-Húmeda.

-¡Danny! Me refería a si fría o caliente…

-Pues…ahora mismo lo descubrirás.

Me levantó del suelo.

-¡Danny, no!¡Ni se te ocurr…!

Antes de que pudiera acabar la frase, me tiró a la piscina.

Cuando saqué la cabeza del agua, Danny se estaba destornillando de risa en el césped.

-¡Depravado!

-Jajaja, si vieras la cara que has puesto cuando…jajajaja.

-¿No te podías haber esperado a que me quitara la ropa?

-Es que si no pierde su gracia.

Le tiré mi camiseta mojada a la cara. Acerté de pleno.

-Pues ahora la tiendes.

-Vale.

Dougie y Sara hicieron su aparecieron.

-¿Qué pasa aquí?

Le tiré también mis pantalones a Danny.

-Tiéndelos también.

-Sí.

-Jajajaja-rió Dougie- Nunca pensé que Danny supiera tender. Veo que el amor cambia muchas cosas.

Salpiqué a Dougie desde dentro.

-Tú calla.

Entonces, Sara le empujó y cayó al agua.

-Trabajo en equipo.

-Sí…¡todos contra Dougie!

Este sacó la cabeza del agua.

-¿Qué?

Sara también se tiró al agua y nos subimos encima de Dougie.

-Ahora entiendo cómo se sintió el Titanic en sus últimas horas.

-¡Tú eres tonto!

Entonces, Danny se tiró también dentro.

-¡Ahhh, qué fría está!

Me acerqué nadando hasta él.

-¿Os podéis creer que no hago pie?-dije.

-¿Qué?-dijeron todos.

-Pues eso, que no hago pie.

-Pues yo sí.-volvieron a decir todos.

-¿Haber, por dónde te llega el agua…?

Me hundí. El agua me llegaba por la frente.

-¡Pues es verdad que no haces pie, Jajaja!

-Que desdicha la mía…ya estoy empezando a cansarme de chapotear para no hundirme.

-Trae…- Danny me agarró- Pon tus pies sobre los míos.

Lo hice.

-¡Ya no me ahogo!

-¡Bien!

Todos aplaudimos.

Me di la vuelta para observar a los demás y Danny me pasó los brazos por la cintura.

Bien.

-¡Eh! Os dije que nos os bañarais sin mí…

-Tranquilo Harry, que te estamos esperando.

Harry se metió también.

Jugamos al tiburón, a hacernos los muertos, a hacer burbujitas, a los combates y a pasarnos a Dougie los unos a los otros.

Tanto jugamos que se nos pasó la hora de comer.

-Eh, ¿pero qué hacéis vosotros?

-¡Tom!-gritamos todos.

Tom se asomaba por el muro.

-Llevamos aquí desde por la mañana.

-¿Sí, tanto?

Asentimos.

-Os vais a arrugar como pasas.

Todos nos miramos las manos.

-¡Ala, es verdad!

-Parecemos ancianos.

-Vamos a salirnos ya.

-Sí, vamos.

-¡Eh Tom! Vente a tomar el sol con nosotros.

-No que me quemo.

-¿Eres un gallina, Tom?

Tom saltó el muro.

-¿Decías, Harry?

-Que vamos a tomar el sol, Tom.

Todos nos tumbamos en el césped.

Cuando nos secamos, decidimos meternos en casa.

-¡Vamos a cenar todos juntos, otra vez!

-¡Sí, vamos!

-¿Cenamos en bañador? ¡Esto no es una cena seria!

-¡Ninguno de nosotros somos serios!

-¡Eso!

Después de cenar, nos sentamos todos en los sillones del salón. Danny puso su cabeza sobre mis piernas y yo me puse a jugar con los rizos que le habían salido.

-Tenemos que deciros algo.

-¿Hum?

-Esto… tenemos que irnos.

Dejé de tocarle el pelo a Danny.

-¿Qué?

-Tenemos que irnos unos días… tenemos que tocar en Francia.

-Serán solo unos días.

-Sí, solo unos días.

Me levanté.

-Cris, ¿adónde vas?

Danny me agarró la mano.

-Suelta.

Al ver que no lo hacía, tiré, me liberé el brazo y subí corriendo a mi cuarto.

-¡Pero, ¿adónde vas?!

Por toda respuesta, di un portazo.

[POV Sara]

Oímos desde abajo el portazo que Cris pegó al irse.

-Pero… ¿qué la pasa?

-Creo que está disgustada

-Sí, ahora que empezaba a pasárselo bien…

-Ella y todos.

-Es verdad.

Decidí intervenir.

-¡Oh, Dougie! ¿Qué voy a hacer yo sin ti?

Dougie me cogió de las manos.

-Vas a tener que ser fuerte S. Estaré todo el día pensando en ti.

Me brillaban los ojos.

-¡Oh, Dougie!

-Y encima estos dos se ponen melosos, lo que nos faltaba.

-Doug, tú ven cuando quieras, nosotros nos vamos a casa.

Se despidieron de mí y se fueron.

-¿Crees que Cris está bien?- me preguntó Dougie, de vuelta al salón.

-Claro que sí, ella es una chica fuerte.

[Fin POV Sara]

[POV Danny]

Entré en casa, fui a la cocina, abrí la nevera, cogí una cerveza y me senté en la mesa de la cocina.

Di un trago, seguido de un fuerte golpe en la mesa.

-¡Joder!

Di otro trago.

La imagen de Cris abandonando enfurecida el salón y dando el portazo se repetía en mi mente. Me tapé la cara con las manos de pura desesperación. Di otro golpe en la mesa. No me hacía sentir mejor.

-Danny, tío, ya sabes que estoy aquí para lo que quieras.

-Lo sé Tom, lo sé.

-Creo que ahora me necesitas más que nunca.

Cogió una silla y se sentó a mi lado.

-Te escucho.

Di otro trago a la cerveza.

-Se piensa que solo somos amigos.

-Bueno, pero, es que es lo que sois, ¿no?-me miró.-Vale, eso no es suficiente para ti.

-Tampoco para ella, lo sé. Pero, por cada paso que doy adelante, ella da dos atrás. Así me es imposible alcanzarla. Tampoco puedo intentar comprenderla.

-Intenta ponerte en su lugar.

-Ya lo he hecho.

-Tú eres una estrella del rock y ella es una chica normal, al menos, eso es lo que ella piensa, y puede que eso la haga frenarse un poco. Quizá se piensa que tú la ves como un capricho.

-Pero no es así.

-A mí no me lo expliques, con quien tienes que hablarlo, es con ella.

-Ese es otro punto y aparte… cuando dirijo la conversación a esto, me cambia de tema, o se levanta y se va como la has visto que ha hecho antes.

-Quizá evita ese momento porque no sabe cómo afrontarlo.

Di otro trago a la cerveza y se me acabó. Me levanté, cogí otra y volví a sentarme.

-Sí, o puede que en realidad yo no le importe y le guste Harry.

Tom puso cara de extrañado.

-¿Harry? ¿Por qué piensas eso?

-Porque el otro día les vi dando una vuelta. Parecían muy bien juntos.

-¿Les seguiste?

Asentí.

-Luego ella se despidió de él con un beso en la mejilla.

-¿Y a ti no te ha dado ninguno?

-Uno, sí .Y hoy ha ido a despertarme.

-¿Pues de qué…?

-Empapada, porque Harry la había mojado con la manguera.

-Pero no tienes que darle importancia a esas cosas, Danny. Solo son amigos.

-¿Cómo yo y ella, no?

-Haber, ¿qué pasó ayer en la cena?

Me encogí de hombros.

-Nada. Intenté besarla… y ella me evitó.

- Seguramente la intimidaste. Puede que ella te vea mayor, experimentado… ¿sabes si ha tenido novio?

-No, que yo sepa.

-Puede que ahí esté todo. Puede que el problema no esté en ti, sino en ella. ¿Entiendes?

Asentí.

-¿Y si le gustase Harry…qué hago?

-Creo que no tendrías otra salida que aceptarlo, aunque no creo que sea así. He visto como te mira, como te trata. Es diferente al trato que tiene con Harry. Y vamos, ya de perdidos al río, me parece épico que tengas celos de Harry.

Bebí de nuevo de la lata. Qué fría estaba. Se me congelaba la cabeza.

-Alomejor el trato es diferente…porque le gusta Harry.

Tom puso los ojos en blanco.

-Entonces, explícame una cosa…

-¿Qué?- le dije.

-¿Por qué se ha molestado al saber que nos íbamos?

-Porque no quiere separarse de Harry.

-¿Y no crees que puede ser porque ya la dejaste sola una vez, lo pasó mal y no quiere volver a pasarlo?

-Solo fue una semana.

-Y aquí solo van a ser unos días, tú se los has dicho. Y además, tú tampoco lo pasaste muy bien, creo recordar.

-Hum.

-Pero vamos, creo que tienes que hablar con ella. Me parece muy bien que confíes en mí para hablarlo, pero es con ella con quién tienes que debatirlo.

Le sonreí.

-Por algo eres el papá de los papases, Tom.

-Calla.-rió.

-Pero…tengo miedo.

-¡Oh!¡El gran Danny Jones tiene miedo de la respuesta de una chica! Esto sí que es fuerte.

Se me acabó esa lata.

-Ya no bebas más.

-Vale.

-Sino, fíjate en Dougie y Sara…

-Cris todavía no sabe nada. Es más, creo que ni se hace una idea.

-Creo que Cris es muy inocente.

-Yo también.

-Puede que ese sea el problema.

-Todo es muy complicado.

-Porque tú lo ves así, pero no lo es. Ya te lo he dicho, habla con ella.Ya. Explícaselo todo.Recuerda que tienes menos de dos horas. Nos vamos ya.

-Lo voy a hacer, voy a hablar con ella.

-Solo sé cuidadoso, ya sabes, no la asustes. Lo demás, saldrá solo.

Sonreí.

-¡Oh, Tom! Te quiero.

-Eso resérvalo también para Cris.

Le di un golpe en el hombro.

-Me subo arriba.-dije.

-Vale.

Así lo hice. Subí las escaleras con desgana y crucé el pasillo. Decidí asomarme por la ventana. Tenía una perfecta vista de la casa de Cris.

Oí unos chapoteos. Esforcé la vista y entonces, vi a Cris, nadando en la piscina, como esta mañana.

Era mi momento de hablar con ella.

[Fin POV Danny]

¡Otra vez, me lo iba a hacer otra vez!

¡Danny volvía a mi vida y volvía a marcharse!

Le di una patada a mi cama. Dos. Tres. Me hice daño. La emprendí a golpes con los cojines, hasta que me senté en el alfeizar de la ventana, con la foto nuestra entre las manos.

-Al diablo- dije, y la tiré al suelo. El cristal se rompió.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras.

Ni Sara ni Dougie me dijeron nada cuando pasé por el comedor. Creo que mi cara bastó para responder todas las posibles preguntas.

Sin pensármelo dos veces, me tiré de cabeza a la piscina. Una vez dentro, me quedé flotando, mirando hacia el cielo, hacia las estrellas.

Ahora, ahora que todo empezaba a ir bien… Danny se iba.

“Son solo unos días”-dijo.

La primera vez fue solo una semana y mira. Unos días… ¿de cuántos días consta? ¿Dos, tres, veinte?

Estaba tan enfadada que empecé a lanzar agua a diestro y siniestro.

¡Ya me había habituado a su cara pecosa! ¡Y ahora se iba!

Me senté en la escalera y me cubrí el rostro con las manos. Y ahora se iba…

-Toma.

Me giré.

Danny me estaba tendiendo una toalla.

-¿Qué haces aquí?

-Darte una toalla.

-Nadie te ha dicho que quiera una. ¿Y si me apetece morirme de hipotermia?

-Eso no me ha hecho gracia.

-Déjame.

-No.

-¡Vete ya a Francia!¡Déjame!

-No.

-¡¿Por qué?!¡¿Por qué no me dejas en paz?!

Bajó la vista.

-No lo sé.

-Ah, bien.

-¿Estás enfadada?

-No, solo que soy de felicidad distraída.

-¿Es por lo de que nos vamos?

Me giré para mirarle mejor.

-¿Tú qué crees, Daniel? ¡Pues claro que es por eso!

Me levanté y salí de la piscina, quedándome de pie delante de él.

-Pero, ¿por qué?

-¿Por qué? ¿Por qué? ¡Me vas a dejar sola otra vez! No quiero volver a pasar por eso otra vez…¡no quiero verme sola más!

-Tienes a Sara.

-¡Sara no eres tú, Danny! Nadie puede llenar el vacío que vas a dejar.

-Solo son unos días.

-Para mí serán años.

-También para mí.

-No es lo mismo.

-Sí que lo es.

-No.

-Bueno… ¡pues me quedo!¡Ya está!¡Qué se vayan ellos, yo me quedo!

-¡No!¡Tampoco quiero que te quedes!¡Ni que te vayas, ni que te quedes!

-¿No quieres que me quede?

-No…¡Sí!...¡No sé! Lo que sí sé es que no voy a ser egoísta. No puedes dejar a tus amigos tirados por algo así.

-Entonces comprendes que me tengo que ir…

-¿Comprenderlo? Sí. ¿Aprobarlo? No. Sé que te tienes que ir, lo sé de sobra, al igual que sé que no puedes quedarte, por mucho que quiera. No quiero que te quedes, pero si te vas, te echaré de menos, cosa que tampoco quiero.

Las lágrimas asomaban en mis ojos.

-Nos vamos esta noche.

-¡Y encima te vas esta noche!¡Perfecto!

Danny me lanzó la toalla a la cara.

-Es una tontería seguir hablando de esto. Me voy.

Se dio la vuelta y se fue.

Me quedé sola en el jardín.

-¿Dan…Danny?-pregunté.

Afuera, oí como Dougie se despedía de Sara y, de pronto, un coche.

-N-no.

Corrí hacia la puerta.

-¡Oh, Cris! Los chicos se acaban de ir.-me informó mi prima, que estaba en el porche.

-¡¿Qué?!

Subí corriendo a mi cuarto, me tiré al suelo de rodillas y cogí el marco, que tenía el cristal roto., cortándome con uno de los cristales. Me puse a llorar.¡¿PERO QUÉ HABÍA HECHO?! ¡¡Danny!!