domingo, 19 de junio de 2011

~Capítulo 7~

Alguien aporreó mi puerta.

-¡Fuera!- grité. Agarré la almohada, lista para tirársela a quién fuera que quisiera entrar.

-Tranquila Cris, que soy yo…

Dougie recibió un almohadazo por respuesta.

-¡Ah, Dougie!- salí de debajo de las sábanas.-¡Dougie!

Y corrí a darle un abrazo.

-Oh, Dougie… eché de menos tu cara de payasete.

-No sé si tomármelo a mal o como un cumplido.

-Como tú veas.

Rió.

-Yo también te eché de menos.

-Mentiroso.

-Que no, que es verdad.

-Ya, bueno, al menos hasta que se demuestre lo contrario.

-Sí…oye, ¿puedo hacerte una pregunta?

Me giré y empecé a recoger las sábanas que había tirado por el suelo.

-Si es sobre lo que acaba de pasar abajo, entonces no.

-Vaya, me has pillado.

-Sin ánimo de ofender, pero eres previsible.

-Hum. Venga, déjame preguntarte…

-No hay nada que preguntar, puesto que no hay nada que saber. Pero adelante, inténtalo.

-¿Qué te ha hecho el pobre Danny para que huyeras así? Vamos a ver, ya sé que es feo y que la inteligencia le persigue y él es más rápido pero… tanto como para huir así… no sé.

-Pues es que yo tampoco lo sé.

-Pues si no lo sabes tú…

Se tiró sobre la cama que acababa de hacer.

-¡Oye, fuera de ahí!

-¿O si no qué, me vas a dar otra vez con la almohada?

-No, cogeré a Danny y te atizaré con él, para ver si se te pega algo de él.

-¿Entonces…soy sexy?- dijo poniéndome la mejor de sus sonrisas.- Reconoce que soy más sexy que Danny.

-Cómprate un perro y enséñale a hablar.

-Un perro no… pero tengo iguanas.

-Pues enséñalas a bailar flamenco.

-Ey, pues no es mala idea…¡pero bueno, no me distraigas!

-¿Qué quieres?

-Nada, solo presentarte al resto de la banda.

-Por mí, bien.

-Pero necesito saber que no te esconderás cuando veas a Danny.

-Dougie…- me senté a su lado en la cama.- No sé por qué he hecho lo que hecho. Simplemente, salí corriendo, sin más. Ahora seguro que he metido la pata hasta el fondo y se pensará que soy una estúpida.

-Eso lo pensaba ya de antes. ¡Qué es broma, es broma! Seguro que ya se le ha olvidado… ¿no ves que es tonto? No puede guardar más de dos recuerdos en su mollera, básicamente porque uno de esos recuerdos es el recuerdo de que tiene que recordar.

-Es un poco raro… pero mola.

Sonreí.

-Claro que mola, si lo he dicho yo.

-¿Siempre eres así?

-El 99´9 % de las veces sí… el restante me lo paso durmiendo.

Asentí con la cabeza.

-Bien, bien.

Me pasó el brazo por los hombros.

-Entonces… ¿vamos abajo?

-Sí… vamos.

-Tranquila, si Danny intenta morderte, yo te protegeré.

-¿Y se supone que eso me lo tengo que tomar como un consuelo?

-Hombre… pues sí.

Nos reímos.

Bajé con cuidado las escaleras, como si abajo estuviera mi verdugo.

-Están en la cocina.- me señaló Dougie.

-Ok.

Cogí aire, cerré los ojos y entré.

-Y entonces, cogí y…¡pero si es mi escurridiza prima Cristina!

Abrí los ojos.

Dentro solo había dos chicos más aparte de mi prima y ninguno era Danny. Respiré tranquila. Al menos, no tendría que enfrentarme con ese problema… por ahora.

El chico que me había ayudado a levantarme cuando me caí en el concierto se acercó.

-¡Hola! ¿Qué tal? Yo soy Tom.

-¡Oh, hola Tom! – le di dos besos.- Yo soy Cristina, aunque puedes llamarme Cris. Vuelvo a darte las gracias por ayudarme…¡qué caída más embarazosa!

Rió.

-¡Oh, vamos! No fue nada. Si tú vieras las veces que se ha caído Dougie… y sin necesidad de cables de por medio…

Dougie, a modo de respuesta, se puso las manos en la boca e hizo una pedorreta.

-Yo soy Harry, el batería.

-Cris, encantada.

También me dio dos besos.

“Nota mental…¡Me gusta! Tengo que saber algo más de este chico”.

-¡Eh, tíos! ¿Dónde se perdió Danny?- preguntó Dougie.

-No sé…- dijo Harry- dijo que tenía que hacer no se qué historia y se fue.

-Típico de Danny.

-Pues sí.

Tom miró el reloj. Bueno, miró el reloj de la cocina, pero al ver que no estaba puesto en hora, miró el suyo propio.

-Chicas, sin más dilación, nos vamos, que seguro que tendréis que colocar un montón de cosas.

-Pues la verdad es que n…- empecé a decir, pero mi prima me pisó el pie.

-Claro, Tom.

-Ya sabéis donde encontrarnos.

-¡Sí! En el país de las golosinas, en la ciudad de las piruletas, calle de las gominolas…

-Dougie, te vamos a prohibir ver los Simpson.

-Lo bueno siempre es lo prohibido…

-Lo dicho, chicas, nos vamos.

Todos nos dieron dos besos a cada una, salvo Dougie, que incluyó un abrazo.

-¡Adiós!

Y se fueron.

Me giré y me encaré a mi prima.

-¿Se puede saber por qué me pisas mi pie?

-¿Se puede saber por qué huyes de Danny Jones? ¡Tía, que es Danny Jones!

-¡Y dale! ¿Qué os ha dado a todo el mundo con que es Danny Jones? Primero Virginia, después mi hermano… ¡y ahora tú! No entiendo nada.

-No, yo sí que soy la que no entiende nada. ¿Por qué hiciste eso?

-Porque ya nos conocíamos de antes.

-¿Y? Tom y Harry ya me contaron lo del concierto, pero hubo algo más…¿verdad?

-Nada del otro mundo.

-Pues algo tuvo que ser para que reaccionaras de esa manera.

Hablábamos mientras colocábamos lo que había comprado.

-Simplemente le di las gracias por la entrada que me regaló, nos hicimos una foto y me fui. Final de la historia.

-Sí, y te vas a Londres y…¡tachan, te lo encuentras aquí!¡Y encima es tu vecino! No me digas que no es muy romántico.

-Es de todo, menos de eso.

-Hija, como te pones cuando hablamos de amor…

-Perdona, cuando tú hablas de amor. Yo cuento una anécdota.

Sara puso los ojos en blanco.

-¿Qué vamos a comer hoy?

-Pues… puré de patatas.

-Bestial.

Sara peló las patatas y yo las batí.

-Mira, es como batir a Dougie.

Sara se rió mucho con eso.

-¿Y con Dougie, que te traes entre manos?

-¿Yo?

-Sí, porque en cuanto te fuiste corriendo, fue volando a buscarte, preocupado.

-Bah, él es siempre así.

-Es mono, muy mono.

Le di un codazo.

-Te gusta, ¿eh, eh?

-Solo digo que es mono.

-Ya, y lo siguiente que dirás será “¡Quiero casarme con él!”

-Uy que mentirosa eres…

-Ya, claro. Haber que vas a decir tú.

-¿Y ahora quién está hablando de amor, eh, eh?

-Tú.

-Pues si a mí me gusta Dougie, a ti te gusta Danny Jones.

-Tía, no. Prefiero batirme el hígado con la batidora de tu madre.

-Que bruta eres.

-Ya. Si hubiera que quedarse con alguno… quizá me quedaría con Harry.

-¿Con ese tan callado? No estaba nada mal, aunque…

-¡Calla, que es mío! ¡Tú vete con tú Dougie!

-¡Pues vale, y tan contenta que me quedo!

-¿Ves, ves como te gusta? ¡Te pillé!

-¡Cierra la boca, niña!

Y así, entre risas, pellizcos e insultos despiadados mezclados con buen rollo, comimos. Metimos los platos en el lavavajillas y nos sentamos en el salón a ver la tele.

-¿Te apetece ver Friends en inglés?

-Bueno…

A los quince minutos, ambas estábamos roncando, cada una tirada en un sillón.

Cuando nos despertamos, ya casi era de noche.

-Tú…¿cuánto hemos dormido?

-Ni idea, chica.

-Me voy a secar los platos.

-Vale.

Fui a la cocina y lo hice.

-¿Qué cenamos?

-¿Qué te apetece que cenemos?

-Dougies al vapor, con pinchito de Harry…- recibí un cojínazo por mi comentario.-Pues no sé.

-¿Te apetece que llamemos a los chicos para que cenen con nosotras?

Enarqué las cejas.

-Tú lo que quieres es que venga Dougie, ¿eh?

Me fulminó con la mirada.

-Bueno, haz lo que quieras.

-Vale, pues entonces vete a decirles que vengan a cenar.

-¿Qué?¿Yo? ¿Y eso por qué?

-Se lo debes a Danny Jones.

-¡Anda ya! Si te dijera lo que me debe él a mí…

-Pues entonces este es un buen momento para que saldes tus cuentas con él, vamos.

Sara siempre sabía que hiciera lo que ella quisiera.

-Voy…déjame al menos que suba a cambiarme un poco.

-Concedido.

Subí las escaleras refunfuñando, y entré a mi cuarto.

Abrí el armario e inspeccioné mi ropa.

-One by one, drinks are gone, do I have to stay.

Hate the sound, of one more pound

As it rolls away.

Me paré en seco. Esa voz… ahora caía donde la había escuchado antes. Era la voz de Danny.

- Why did I need your proof, when I knew the truth.

And I don´t know why

I just let it slip by

Me all the time

I just wish you had tried

Cogí el libro de Crepúsculo que había dejado en la mesilla de noche y saqué la foto en la que salíamos juntos. Con ella en la mano, me senté en el marco de la ventana a escucharle cantar, ya que no le veía.

- And I don´t know why

I just let it slip by

Me all the time

I just wish you had tried

-¡Cristinaaaa!¡Vete yaaa!- me gritó mi prima.

-¡Sí!

Me puse una camiseta cómoda y unos pantalones cortos y salí corriendo en dirección a la casa de los chicos.

Cuando llegué allí, no había nadie en el porche.

Me tropecé con un escalón.

Finalmente, llegué hasta la puerta y conseguí llamar al timbre.

Tom me abrió.

-¡Hola, Tom!

Le saludé con la mejor de mis sonrisas.

-¡Hombre, pero si es mi nueva vecina! ¿Qué se te ofrece?

-Sara y yo queríamos saber si… os gustaría cenar con nosotras. Ya sabes… esas cosas que hacen los vecinos nuevos.

Tom rió.

-Toma, pues claro.

-¡Buu!

Dougie apareció por detrás y me asustó.

-¡Dougie, ¿eres tonto o te peinas con un rastrillo?!- dije, intentando recobrarme del susto.

Dougie bajó la cabeza, haciéndose el avergonzado.

-Me has pillado.

-Sí…- dijo Tom- ahora entiendo por qué cuando iba a rastrillar el césped el rastrillo estaba lleno de pelos rubios.

Nos reímos.

-Pero bueno, Cris, ¿qué haces aquí? ¿Querías algo?

-Sara y ella nos han invitado a cenar.-le explicó Tom.

-¿Sí, de verdad?

Yo asentí.

-¡Perfecto!

-¿Irá Harry?- pregunté.

-¿Y por qué no iba a ir?-dijo este apareciendo también en la escena de repente.- No todos los días se recibe una invitación de unas vecinas tan monas como vosotras.

-Uy, que mi prima no te oiga decir eso… o se le subiría aún más el ego.

Nos reímos.

-Bueno…-dijo- pero no le digas a tu prima que solo voy porque me lo pides tú.

-Tranquilo, será nuestro secreto.

Tom y Dougie se hicieron los sordos.

-Nosotros no hemos oído nada.

Sonreí.

-Bueno, pues me voy. Ahora nos vemos.

-¡Claro!

-Y no os olvidéis de Danny.

-Él también irá, no te preocupes.

-Estupendo.

Volví a casa.

-¿Qué te han dicho?

-Que vienen. Al menos, eso me han confirmado Tom, Dougie y Harry.

-¿Y Danny?

-No lo sé, a él no le he visto.

-Pues espero que él también venga.

-Y yo.

-¿Para qué, para salir corriendo otra vez?

La saqué la lengua.

Al rato llamaron a la puerta.

-¡Ya voy yo!- canturreó mi prima, muy contenta.-¡Oh, pero que chicos más guapos que están pisando mi felpudo!

-Técnicamente- oí decir a Dougie- yo no lo estoy pisando.

-Tranquilo D, eso no te excluye de ser guapísimo.

Pasaron al salón, donde yo les esperaba.

-¡Bueno! ¿Y qué hay de cena?

-Más que una cena… era una trampa, para que nos recomendarais sobre la comida. Porque entro yo que me he criado en España y mi prima que su madre es…es… su madre, no sabemos qué se cena aquí.

-¡Pues os ayudamos, no pasa nada! ¡Vamos a la cocina!

Les miré y les conté. Eran tres. Me faltaba uno.

-¡Dougie! ¿Y Danny?

Se alegró de que fuera yo quién notara la ausencia de su amigo.

-Ahora viene, es que es muy presumido, ¿sabes? No puede venir con cualquier cosa.

-Ah, vale.

Oí como Tom le decía a mi prima como preparar cierto batido con mantequilla de cacahuete marca “Capitán Mani” y Harry la decía que jamás en la vida se le ocurriera probarlo, que él lo hizo y así se quedó.

Entonces, llamaron a la puerta.

-¡Cris, ve tú!

Gruñí, pero fui.

Abrí la puerta y allí vi a Danny, más guapo que todas las cosas, vestido con unos sencillos vaqueros de esos caídos y una camiseta blanca a rayas.

-¿Es aquí donde se ofrece una cena de gala?

-No señor, me temo que se ha equivocado. Es dos casas más allá.

Rió.

-¿Ahora no sales corriendo? Encima que me había puesto las deportivas para seguirte…

Le cerré la puerta en las narices.

-Abre tú, Dougie, que es para ti.

-¿Para mí?- dijo este, extrañado.-¡Hombre Danny, tío! ¡Dame un abrazo!

-¡Qué sean dos Dougie! Pero ahora no, cárgalos en mi cuenta.

-Vale, los apunto. ¡Vamos, pasa, pasa!

Danny pasó.

Yo me senté en una silla del comedor, a esperar que la cena estuviera lista. Dougie y Danny entraron en el salón y se quedaron allí plantados.

-Dougie- dijo Danny- creo que te necesitan en la cocina.

-¿Emm…?¡Ah, sí, sí, es verdad! Ahora vengo.

Y así nos quedamos solos Danny y yo.

-Emm…- dije levantándome- Creo que me necesitan a mi también.

Intenté pasar por la puerta, en la cual Danny estaba plantando, pero este me lo impidió poniendo un brazo.

Le miré. ¿Por qué no me dejaba pasar?

-Si esperas a que te cobre peaje, estás majara.

Iba a hablar, pero entonces apareció Harry con los platos.

-Toma Cris. Danny, ven, que te doy los vasos.

-Sí, Harry.

Vi como Harry me guiñaba un ojo.

¡Gracias Harry, gracias por librarme de Danny!

Al rato, estábamos todos sentandos comiendo. Tenía a un lado a Dougie y al otro a Sara, que a su vez tenía enfrente a Harry, teniendo yo a Danny enfrente (por qué estas casualidades, por qué…) y a Tom en una esquina.

-¿Y todo ese rato que os habéis pasado en la cocina solo para unas pizzas precocinadas?

-La próxima vez, Harry, propones tú algo, majo. Que tú mucho bombo y pocos platillos. Y sí, va con segundas.

Todos nos reímos del comentario de Tom.

Sentía los ojos de Danny clavados en mí. Yo no paraba de mirar el trozo de pizza que tenía en el plato. Sabía que tenía que hablar con él, que él no entendía… pero no me apetecía nada conversar con él.

Un momento estelar fue cuando Danny hizo un chiste y a Dougie se le salió todo el queso de la pizza por la nariz.

Cuando acabamos, Dougie y mi prima se retaron por ver quién recogía antes y Tom y Harry querían ver cuántos canales teníamos nosotras, asique se fueron al salón y se sentaron en el sillón.

Danny salió al jardín. Decidí seguirle. El jardín tenía piscina (¡¡bien!!) y una sillón mecedor de esos enorme.

Danny estaba sentando en él.

Me armé de valor y me encaminé hacia él.

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