jueves, 7 de julio de 2011

~Capítulo 18~

Me cubrió con sus brazos.

-¡Ey! ¿Qué pasa, por qué lloras?

Era la segunda vez que me preguntaban eso en ese día.

-Porque quiero.-le dije, con voz de niña pequeña enfadada.

-¿Ah,sí? Pues nada, entonces sigue.

Se balanceaba hacia adelante y hacia atrás, conmigo en brazos.

-No me gusta que te lleves estos disgustos.

-Ya, ni a mí.

Silencio.

-Virginia dice que cree que la quieres.

Soltó una carcajada.

-¿Tan poco confías en mí?

-No es eso, Danny. Yo confío plenamente en ti.

-Por fin alguien que lo hace. Me ha costado lo mío.

Reí.

-¿Entonces, si sabes que te quiero, por qué lloras?

-Porque ella es mi amiga y va a llevarse el disgusto de su vida.

-Que lo supere.

Me carcajeé.

-Que bruto eres… pero lo que decía. Cuando lo sepa… se me hará imposible convivir con ella.

-¿Y qué sugieres?

-Decírselo el último día, cuando se vayan. Así, ella lo superará y yo no tendré que soportarla, bueno, en cierta medida, claro…

-¿Y con el notas ese, qué vas a hacer? Porque hoy poco me ha faltado para darle una patada en la cara…

Reí.

-¡Animal! Ya hablaré con Sergio… siempre ha sido así. Hablaré con él y le dejaré las cosas claras.

-Me parece bien.

-Sí…solo espero que no se queden mucho tiempo…

-Si no recuerdo mal, Virginia me dijo que serían tres días…

-¿Tres días?¡No, señor, no! No voy a aguantar tanto sin ti…

-Estaré siempre a tu lado.

Le abracé con bastante fuerza.

-Por si acaso, ten cuidado con Vir. No me fío de ella un pelo.

-¿Y si me secuestra y quiere hacerme cosas raras?

-Por su bien, espero que no. Eso solo puedo hacerlo yo.

Puso cara de asustado y me reí maliciosamente.

-Quiero dormir contigo.-le pedí.

-Mi casa y mi cama siempre están abiertas para ti.

-Bien, me gusta.

Nos tumbamos los dos y me tapé hasta arriba.

-¿No tienes calor?

-Sí, pero es que la sábana huele a ti.

Sonrió y me abrazó. Le abracé también.

-Me iré pronto, por si alguien acude a despertarme, que me encuentre en mi cama.

-No quiero.

-Secuéstrame.

-Eso haré.

-Nadie pagaría mi rescate.

-Yo mismo.

-Lamento decirte que eso no tiene sentido.

Rió.

-No importa.

Empecé a jugar con su pelo y él se puso a cantarme en deliciosos susurros.

Como había dicho, nada más salir el sol salí por la ventana y entré en mi casa. Subí con total sigilo las escaleras y me acosté en mi cama, tapándome con las sábanas y esperando, con el corazón en el puño.

Pasaron los minutos. Todo estaba en silencio. Nadie se había dado cuenta de que había estado en territorio hostil hasta hace apenas unos minutos. Me sentía mejor que cualquier ninja.

Mi prima acudió a despertarme a las horas. Vaya, parece que me había quedado dormida.

-¡No lo entiendo!¡Siempre tengo que ejercer de despertador!

-Reconócelo, S, si en el fondo te gusta ser una madraza…

-Sí, es cierto. Abajo tienes el desayuno listo.

-¿Ves? Si me haces el desayuno y todo…que maja eres.

-Y tú tienes un máster en peloteo. Arriba, vamos. Virginia y Sergio ya se han levantado

-¿Ah, sí? ¿Y dónde están?

-Sergio está viendo la tele y Virginia se ha ido a casa de los chicos.

Me levanté de un salto.

-¡¿Qué?!

-Sí, dijo que quería desayunar con ellos.

-¿Con ellos o con Danny? Yo la mato.

-Bueno, dijo ellos, pero, ahora que lo dices… ¿qué se trae esa chica?

-Intenta quedarse a Danny.-sonreí.-Pero no tiene nada que hacer.

-¿Y a esa la llamas amiga? Pues vaya tela…

-Bah, no intentes entenderla. A ver si se van cuanto antes estos dos.

En ese momento, me sonó el móvil.

-¿Sí?

-¡Felicidades,hija!- me respondió mi madre al otro lado de la línea.

-Ah, hola madre. ¿Qué tal?

Sara me indicó con un gesto que se bajaba abajo. La respondí con otro que decía que yo no tardaría.

-Bien hija, nosotros bien. ¿Y tú, qué tal? No quisimos llamarte antes por no estropear la sorpresa de tus amigos. ¿Te ha hecho ilusión volver a verlos?

- Si te soy sincera, la respuesta es no. Para nada.

-¿Y eso, qué ha pasado?

-Pues… que yo…ya tengo amigos aquí. Ellos no me hacían falta. Y tengo…

-¿Qué, qué tienes?

-¿Recuerdas a ese chico que salía en la foto conmigo, el cantante…?

-Sí, hija, lo recuerdo. ¿Qué le pasa?

-Está saliendo conmigo.

Escuché risas al otro lado de la línea.

-¿Contigo?¿De verdad?¿Con mi hija? Jajajaja.

-Mamá, que sí, que es cierto.

-Pues nada hija, te creo, te creo- me respondió, entre risas. ¡MADRES!

-Y, como comprenderás, estaba con él y mis amigos, que son los de su banda… y se presentan ellos y…bueno, como que no me gusta para nada el panorama.

-Bueno, hija, tú sé fuerte y aguanta. Que solo son tres días.

-Sí, ya. Lo malo es que Virginia pretende a Danny y Sergio me pretende a mí.¿Sabes?

Escuché más risas.

-Esto es mejor que cualquier telenovela de la primera.

-¡Oh,no mamá, no me digas que sigues viendo esas cosas!

-Bueno, sí hija… Pero vamos, no desesperes y aguanta.

-Sí…

-Llámame cuando lo necesites.

-Lo haré.

Me despedí y colgué.

Bajé abajo y saludé a Sergio, que veía muy entretenido la teletienda.

El desayuno se me había quedado frío. Pasé de tomarme nada y lo guardé todo.

No tenía nada mejor que hacer, así que me senté en el sillón, aunque alejada de Sergio.

-Oye, Ser, escucha…

-Mira, yo quiero eso.

Era una batidora que hacía las veces de radio.

-Emm…sí, pero verás, lo de ayer…me gustaría que no se volviera a repetir.

-¿El qué?

-Eso…de besarme.

-¡Ah,ya! ¿Por?

-Porque no. No me gustas y lo sabes.

-¿Hay otro, verdad?

-No, y aunque lo hubiera…bah, que no quiero que se repita. Somos amigos, lo sabes.

Se quedó en silencio.

-Vale.

-Me alegro de que lo comprendas.

Virginia entró en ese momento en el salón y dijo que se iba a poner el bañador, que todos se iban a bañar en nuestra piscina.

Una punzada de nostalgia me sacudió, porque recordé el día en que fui a despertar a Danny y acabamos todos bañándonos en ella. Es como si Virgi estuviera viviendo…como yo lo hice. No puede evitar la comparación.

Yo también me puse el bañador, bajé y me senté en el sillón balancín, mientras tenía que aguantar que Vir fingiera ahogarse para que Danny la rescatara. Sí, y digo “fingir”, porque la primera vez que lo hizo Harry fue en su ayuda y esta le soltó “¡Suéltame, que solo puede salvarme Danny!”.

Danny pasaba de salvarla, pero una vez tuvo que hacerlo porque casi se nos ahoga verdaderamente. ¿Hasta dónde llega la estupidez humana? Estaba segura que con Virgi podría adivinarlo.

-¡Eh,Cris! ¿No te bañas?

-No Doug, no tengo ganas.

-Sí, ya lo creo que te vas a bañar.

-No, ya te digo yo que no me voy a bañar.

-¡Oh, sí, ya te digo yo que sí!

Me cargó a la espalda como un saco de patatas.

-¡Sara, haz algo!¡Tú tienes poder sobre él!

-Pero si es que yo soy partidaria de que te tire. Por no levantarte a tú hora.

-Eres mala. Tú, y todos.

-¿Yo también?-preguntó Dougie.

-Tú el primero.

-Bien. Destaco.

Nos reímos.

Después de bañarnos, nos fuimos a comer todos a casa de los chicos. Tom se había salido media hora antes para hacernos la comida.

Arrasamos con todo lo que nos puso, que no fue poco y después nos tiramos a la bartola a dormir la siesta. Ninguno durmió.

Por la tarde, nos fuimos todos a dar una vuelta.

Pasamos al lado de la tienda de sartenes. Harry y yo nos miramos con cara de complicidad y nos echamos a reír. Los demás se miraron entre sí, confusos.

Al rato, Harry se despidió de nosotros. Tenía su cita con la violinista.

Todos le deseamos suerte y proseguimos sin él.

Cuando volvíamos a casa, Dougie le ladró a un perro y este se enfadó, lanzándose a perseguirnos a todos.

Salimos despavoridos y nos metimos cada uno en nuestra casa, con la promesa, a gritos, de volvernos a ver al día siguiente.

Y una leche iba a esperar yo tanto.

En cuanto todo estuvo en silencio, salí de nuevo de casa y me encaminé a la de Tom y compañía.

Danny ya me estaba esperando, apoyando en la ventana.

Me ayudó a entrar.

-Te esperaba impaciente.-dijo, mientras me besaba.

-No es fácil jugar a Romeo y Julieta, ¿sabes?-me reí.-¿Por qué tengo yo que hacer de Romeo?

-Porque a mí me queda divinamente el papel de Julieta.

-Sí, vale.

Me cogió en brazos, aún riéndose y me subió arriba, con cuidado de cerrar la puerta tras de sí.

[POV Sergio]

Me desperté por la mañana temprano. No había dormido bien esa noche. Resonaban en mi cabeza las palabras que Cris me había dicho sobre ser amigos y eso. ¡Yo creía que le gustaba! O al menos, me había dado esa impresión.

Las chicas eran demasiado complicadas.

Me incorporé.

Quizás me hubiera pasado un poco lanzándome así, y ella tuviera razón…

Sí, hablaría de nuevo con ella y se lo explicaría todo. Ella siempre me escuchaba, no había razón para que esta vez fuera diferente.

Salí de mi cuarto y me encaminé hacia el de ella, pensando con cuidado las palabras que iba a decirla.

Llamé a su puerta.

No me respondió.

Ahora que lo pensaba, no solía madrugar, pero Sara solía regañarla por dormir tanto… asique si la despertaba antes y estaba levantada bastante antes que Sara, esta no podría regañarla, le haría un favor y ganaría un par de puntos.

Entré dentro.

-Cris, verás quería…

Me quedé callado. Allí no había nadie. La cama estaba perfectamente hecha.

-¿Pero qué…?

Cerré la puerta tras de mí.

¿Dónde estaría esta chica?

Reparé entonces en una caja que tenía encima de la mesilla. Bueno, si miraba…¿quién se iba a enterar?

Me senté en su cama y la cogí.

“Te regalo mi corazón para siempre (:”

-¿Pero qué diantres…?

Entonces, vi la foto de ella y Danny, en un marco, en la mesilla, justo al lado de su almohada… y lo entendí todo.

[Fin POV Sergio]

Bajé corriendo las escaleras de la casa de Danny y compañía y me tiré, como quién dice, por la ventana.

¡Me había quedado dormida!

Ya se lo había dicho a Danny, que yo si rindo por las noches tengo que dormir, pero él nada…

Entré en mi casa con suma cautela. Subí las escaleras intentando no apoyar demasiado el pie para no hacer ruido. De puntillas, avancé por el pasillo.

Sonreí, mientras me apuntaba otro tanto mentalmente por mi capacidad de hacer de ninja, abría la puerta de mi cuarto y me introducía dentro.

-¿De dónde vienes, Cris?

Me detuve en seco.

Tragué saliva y me giré.

Sergio estaba sentado en mi cama.

-¿Qué haces aquí?-le pregunté.

-Vine a hablar contigo…pero para sorpresa mía, no estabas. ¿Dónde andabas?

-No es asunto tuyo.

-Estabas con Danny.

-Sí, ¿y qué?

-Estás con él.

No era una pregunta, sino una afirmación.

-Sí, ¿y qué? Ya te dije que no era asunto tuyo.

-Me dijiste que no había otro.

-Sé lo que te dije.

-Me mentiste.

-No fui la primera que lo hizo, ¿verdad?

Asintió.

-No sé cómo, pero siempre lo supe… desde que me dejaste tirado por ir a su concierto.

-Te repito que yo no sabía que él actuaba, que fui por acompañar a Vir y ya te he pedido mil veces perdón por eso. Es agua pasada. Supéralo.

-Vir… ¿cómo crees que se sentirá cuando sepa esto de Danny y tú?

-No lo sabremos, porque nadie se lo va a decir. Si por algo no nos hemos mostrado juntos así en vuestra presencia y he hecho oídos sordos cuando ella le hablaba, es porque su felicidad me importa.

-Su felicidad sería estar con Danny.

-Es todo lo que puedo hacer por ella, más no.

-Sí, podrías…

-Por poder, podría dejarle, irme contigo y cedérselo a Vir, ¿no? Olvídalo, eso no va a pasar. Yo le quiero. Él me quiere. No hay más que hablar.

Oí un gemido ahogado.

-¿Qué ha sido eso?-pregunté.

-Virginia, ya puedes salir.

En ese momento, Vir salió de debajo de la cama.

Tenía la cara roja y lloraba a mares.

-Supuse que ella querría escuchar lo que tenías que decirme. No quiso creerme cuando le conté lo vuestro, dijo que no serías capaz de hacerla eso. Asique la dije que se escondiera y lo escuchara. Y mira.-explicó Sergio, con aires de satisfacción.

-Vir…-dije, mientras intentaba avanzar hacia ella.-Vir, yo…

-¡Te odio!-me gritó-¡Te odio, te odio y te odio! ¡No me vuelvas a hablar en lo que te queda de vida!

Salió corriendo, esquivándome, y cerró la puerta tras ella de un portazo.

-¡Eres un maldito gilipollas, Sergio!-le grité.-¡Todo mi puñetero esfuerzo tirado a la basura!

Avancé hacia él y le pegué un sonoro bofetón en la mejilla.

-Eres un gilipollas.-dije, mientras abandonaba la estancia.

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