Ya era por la tarde, y no sabíamos qué hacer.
Tía Francisca se había apostado con su silla en la entrada de mi puerta, y vigilaba cada uno de nuestros movimientos.
-Tía…¿en serio crees que es necesario eso?-le pregunté.
-Si hija, es que sois más interesantes que las novelas.
Puse los ojos en blanco.
Cuando anocheció, salimos a pasear con Kate.
Tía Francisca insistía en acompañarnos, pero la cerré la puerta en las narices.
Cogidos de la mano y con Kate andando libremente por ahí, echamos a andar.
-Me gusta tu familia, son agradables.
-Sí, bueno… al menos lo intentan.
Rió.
Llevaba tanto tiempo sin pasear por allí que me perdí. Si no hubiera sido por Kate, que se conocía el camino, quizá nunca hubiéramos sido capaces de dar con mi casa.
Volvimos, mucho más contentos y despejados.
-Habéis venido justo a la hora de cenar.-nos dijo mi madre.
-Nosotros somos así.-la respondí.
Ayudé a mi madre a poner la mesa mientras Danny y mi hermano hablaban sobre fútbol, mi padre leía el periódico y Tía Francisca veía algo así llamado “Atrapa un millón”.
-Bueno, todos a cenar.
Todos nos sentamos a la mesa. Yo estaba sentada entre Danny y mi hermano, que parecía que habían congeniado bastante bien.
-Y bueno Cris, querida…¿qué es de mi hija Sara? Ella no es como tú, no llama nunca a su pobre madre…-me dijo tía Francisca.
-Está bien, tía. Cuida mucho de mí. Tiene también un novio.
-¿Qué? ¿De verdad?
-Sí, conozco al chico y es todo un amor. Les va muy bien juntos.
-Haber cuándo me lo presenta…
-Supongo que cuando ella vea apropiado,tía.
-Entonces no será nunca.
-E hija…dime…¿cómo nació lo vuestro?-me preguntó mi madre.-Tenéis que tener una historia.
-¡Mamá! Dejar de interrogarme, por favor.
-Vale, vale, ya te dejamos cenar en paz.
-Gracias.
Cuando hubimos acabado de cenar, le contamos a mi madre todo lo que quiso saber y más y nos pusimos a ver “ Atrapa un millón” con tía Francisca. Al final, yo y mi hermano teníamos 20.000 €, mis padres y tía Francisca nada y Danny el millón intacto.
Decidimos irnos a dormir.
-¿Crees que cabremos los dos en mi diminuta cama?-pregunté.
-Sí, si nos acurrucamos mucho.
-Entonces, por mí, perfecto.
Nos metimos los dos y nos acurrucamos todo lo humanamente posible.
-Me gusta dormir contigo.-le confesé.
-Nunca nadie me había dicho eso, salvo Dylan, mi mono de peluche.
Reí, divertida.
-¿Cuánto vamos a quedarnos aquí?-pregunté.
-¿Acabamos de llegar y ya quieres irte?
-Sí.
-Pero es tú casa…
-Pero quiero irme. No quiero estar con mis padres. Quiero estar solo contigo. Ahora, mañana y siempre.
-Me dices cosas demasiado bonitas.
-Porque tú eres demasiado bonito y te las mereces.
Me abrazó.
-No me sueltes.-le pedí.
-Jamás lo haría.
-¿Y ahora quién es el que dice cosas bonitas?-sonreí.
Él sonrió también.
-Entonces te pediré algo.
-¿Qué quieres?-le pregunté, curiosa.
-¿Te quieres venir a vivir conmigo?
Me incorporé.
-¿Qué?
-Si no quieres, lo entiendo, porque claro yo…
-¿Vivir contigo? ¡Claro que sí! ¿Cuándo puedo mudarme?
Se le iluminaron los ojos.
-¿Me lo estás diciendo en serio?
-¡No he hablado más en serio en mi vida!
Me abrazó con más fuerza y me besó en la frente.
-No padres, no Dougies, no Toms, no Harrys, no Saras, solo tú y yo…-me dijo.
-Aún no puedo creerlo.
-Créelo, es un futuro juntos.
-Hoy nos estamos diciendo cosas demasiado bonitas.-le dije.
-Porque nosotros somos demasiado bonitos.
Reí.
Nos volvimos a tumbar y me estuvo hablando sobre la casa que tenía.
-¡Ah! ¿No vivís todos en esa casa?
-No, esa es la casa de Tom. Vamos por cortos períodos de tiempo, sobre todo cuando tenemos que hacer conciertos nos solemos quedar en su casa, pero yo tengo una propia.
-Más, más, cuéntame más.
Y contándome más cosas de su casa me quedé dormida.
Nos despertó Kate, que se tiró sobre nosotros ladrando y dando puñetazos.
-¿Qué le pasa?-preguntó Danny adormilado, mientras uno de esos puñetazos de mi perra le impactaba en el ojo derecho.
-Ah, es que normalmente la sacan a pasear a esta hora y como he vuelto…querrá que sea yo quien lo haga.-respondí.
Me incorporé y por toda respuesta mi perra me dio una colleja.
Me levanté.
-Quédate durmiendo si quieres, puedo sacarla yo.
-No, si tú vas, yo también.-dijo, levantándose.
-Si tú saltas yo salto, Jack ¿recuerdas?-dije, poniéndole ahínco, interpretando a Rose en Titanic.
Nos reímos, nos vestimos y sin lavarnos la cara (¿para qué? Si ya nos conocíamos) salimos a pasear con Kate.
Cuando volvimos, todo el mundo se había levantado y olía a desayuno.
-¿Cuándo le vas a decir a tú madre que te mudas conmigo?-me preguntó Danny.
-Pues…¿en la cena, te parece bien?
-Perfecto.
Fuimos a desayunar con mi familia.
-¡Eh, pareja!-nos saludó mi padre.-¿Qué tal habéis dormido?
-Bien, papá, bien. Hasta que Kate entró y nos linchó.
-Muy propio de ella.
-Bueno…¿qué tenéis pensado hacer hoy?-nos preguntó mi madre.
-Mamá, yo no te pregunto qué vas a hacer con papá…
-Pero hija… es que esto es tan nuevo para nosotros…tú con alguien… te nos haces tan mayor….-casi se le saltaban las lágrimas de la emoción.
-Anda, Danny, vámonos. Haremos turismo.
-¿Y dónde comeréis?
-En algún sitio, Danny tiene que probar la gastronomía española.
Y con esto y un bizcocho, Danny y yo nos fuimos.
Nos hicimos fotos con el Palacio de los Deportes (bueno, el palacio salía por detrás de las fotos) y después nos fuimos a Callao. Danny tuvo que ponerse unas gafas y una gorra para que no le reconocieran pero aún así una niña en pañales en un carrito no paraba de señarle. Entramos a todas las tiendas, lo miramos todo y nos fuimos a la Plaza del Reloj.
Nos moló mucho y nos hicimos muchas fotos. También fuimos al Retiro y nos perdimos en la inmensidad del parque. Nos fuimos de allí con la promesa de que la próxima vez alquilaríamos una barquita.
-¿Y ahora dónde vamos?-me preguntó Danny.-Madrid es muy divertido.
-Vas a probar algo que aquí nos gusta mucho.
-¿La siesta?
Reí.
-Casi.
Le llevé a la Plaza Mayor.
Entramos a un bar, le hice sentarse y al rato le puse en las manos un bocadillo de calamares.
-Prueba.
Me miró con desconfianza.
-¿Esto se come?
Reí.
-¡Claro, vamos, prueba!
Así lo hizo. Después de ese, fueron dos más.
-Pues…parece que te ha gustado el bocadillo de calamares…¿no?-pregunté.
-¡Dios, sí!
Nos fuimos y miré el reloj.
-Vaya, ya es por la tarde.
-Volvamos a casa, hay que ver el programa ese que vimos ayer. Era muy divertido.
-No me digas que te gusta “Atrapa un millón”…
-¡Sí!
Nos reímos y volvimos a casa. Me sorprendió ver que había alguien esperando en ella.
-¿Virginia?-pregunté, al ver la cabeza rubia de mi amiga sentada en el sillón.-¿Sergio?-reconocí el pelo castaño de este al lado de mi amiga.
-¡Cristina!-esta vino corriendo hacia mí y me abrazó. No entendía nada.
-H-hola…¿qué hacéis aquí?
-Queríamos disculparnos por lo ocurrido hace tiempo, supimos que habíais venido y, bueno…Hola, Danny.
-¿Qué hay?
Respiré más tranquila, ahora que habíamos hecho las paces. Nos pusimos los cuatro a hablar y así fue como descubrí que ella y Sergio estaban juntos, que hace dos semanas que no llovía allí en Madrid y más cosas.
-Bueno, tenemos que irnos.-dijo Vir, mirando el reloj de Sergio.
-Tenemos que quedar un día. ¿Qué os parece mañana?
Danny y yo nos miramos.
-Claro, mañana está bien.
-Sí, perfecto.
Les acompañamos a la puerta.
-Chicos, de verdad, es un placer haberos recuperado.-dije.
Ellos sonrieron y se fueron.
Volvimos al salón con mi familia y vimos “Atrapa un millón”, pero esta vez Danny lo perdió todo en la cuarta pregunta y yo me quedé con diez mil euros. Tía Francisca nos chinchaba a todos porque ella se había quedado con el millón.
Después de eso, ayudamos a mi madre a preparar la cena y nos sentamos todos dispuestos a cenar.
-Se lo vas a tener que decir-me susurró Danny al oído mientras cenábamos.
-¿Decir qué?-preguntó Tía Francisca, que se había sentado al lado de Danny. Vieja cotilla.
-Quería anunciar una cosa…-dije, separándome un poco de la mesa.
-¡Estás embarazada!-dijo mi madre, señalándome con el dedo acusadoramente.
-¡No!¡¿Cómo te atreves a decirme eso?!
-¡Ah, hija, qué susto, por Dios!-mi madre se relajó.
-Hijos, hijos es lo que hace falta en esta familia.-dijo Tía Francisca, asintiendo con la cabeza.
-No, lo que quería decir era que me voy a vivir con Danny. A su casa.
Ala, ya estaba el mal hecho.
-¿De verdad?-mi padre y mi madre se miraron.-¡Eso es estupendo!
-¡Se nos hace tan mayor!-mi madre rompió a llorar.-¡Se nos va de casa ya!
-Mamá… no llores, mujer…-dije, muerta de vergüenza.
-Es que me haces tan feliz.-dijo mi madre.-¡Es una noticia estupenda! ¿Y cuándo os vais?
-Pasado mañana.-contestó Danny.
Mi madre lloró otra vez.
-¡Y se van pasado mañana…!
-¡Pero vendremos a verte o incluso alguna vez podrías visitarnos tú!-dije, tratando de tranquilizarla.
-¿En serio?
Danny y yo asentimos. Entonces se quedó más tranquila.
La ayudamos a recoger y después volvimos a mi cuarto.
-¿Necesitas llevarte muchas cosas?-me preguntó.
-No, la mitad de la ropa me la he dejado en casa de Sara y todo lo que me llevé sigue allí, que era lo importante, aunque sí necesitaré algunas cosas.-dije, y comencé a despegar de la pared un póster de Edward Cullen que tenía.
-¿Para qué quieres un póster de Robert Pattirson?-me preguntó.
-Porque me gusta mucho Crepúsculo-dije, mientras quitaba el de al lado, que era el cartel promocional de Eclipse.-Pero no le cambiaría por ti.
-Entonces te permito llevártelos.
-Lo iba a hacer aunque no me dejaras.
Me empezó a hacer cosquillas.
-Lo sé y por eso te dejo.
-Ya, claro, me dejas porque sabes que aún no dejándome yo lo haría.
Nos reímos al no entendernos.
Después de recoger todo lo supuestamente necesario para mi nueva vida para con Danny nos fuimos a dormir.
El día siguiente fue normal. Acabamos de coger todo lo elemental y, por la noche, nos fuimos a tomar algo con Sergio y Virginia.
-¿Qué os vais a vivir juntos?-dijo esta, con su habitual voz de pito.-¡Eso es fantástico! Dentro de nada os vemos casándoos, para cuando eso, tenéis que invitarnos.
-¡Anda, calla!-dije, riendo y dándola una colleja.
Nos despedimos de ellos y nos fuimos a casa, donde nos fuimos a dormir pronto.
A las ocho de la mañana nos despertamos, nos despedimos de mi familia, con la promesa de que los llamaría a menudo y nos fuimos al aeropuerto. Como a cosa de las nueve cogimos el vuelo y, muy entusiasmados, nos pasamos todo el vuelo hablando de la nueva vida que íbamos a empezar juntos.
Fue toda una sorpresa cuando, al aterrizar, vimos a Tom y a Harry esperándonos allí.
-¡Chicos!-grité, mientras iba corriendo a abrazarlos. Me recibieron con los brazos abiertos.
-¿Qué tal, Cris?-me preguntó Tom, con una sonrisa.-¿Qué hay, Danny?
Todos nos saludamos.
-¿Y Dougie?-pregunté, mientras Tom conducía de camino a casa.
Ambos se pusieron serios.
-Está en casa.
-¿Qué le pasa?
-Sara y él…han roto.
-¿Qué? ¿Por qué?
Tom se encogió de hombros.
-No sabemos más, solo eso, que han roto. Dougie está bastante mal y Sara…no sabemos, se metió en su casa y no la hemos vuelto a ver.
-¿Cuánto hace de eso?
-Dos días.
-Vaya…
-Pues menudo momento que hemos elegido para esto, Cris.-me dijo Danny.
-¿Para qué?-preguntaron.
-Ah, se nos olvidó comentar que vamos a vivir juntos.-dijo Danny, hinchando el pecho, orgulloso.
Harry se giró y me miró.
-Cris, ¿cómo te engañó para que aceptaras?
-No me engañó, yo acepté sin presiones.
Y nos reímos.
Llegamos a la casa. Miré ambas casas.
-¿A cuál debería ir primero?-pregunté, confundida.
-No te separes de mí.-me pidió Danny.
-Voy contigo. ¿Crees que Dougie querrá hablar conmigo?-le pregunté a Harry, preocupada.
-Puedes intentarlo, no pierdes nada.
-Así lo haré.
-Está en su habitación.
Subí, decidida.
Di unos suaves golpes en la puerta, abrí y metí la cabeza.
Dougie estaba sentando en la cama.
-¿Puedo pasar?-pregunté.
-¡Cris!-dijo.
Entré y le abracé.
-¿Qué tal? Ya me han contando que…
-Sí, bueno…
-¿Y…hay un por qué?-pregunté.-Si no quieres decírmelo, lo entenderé, pero…
-No hay un porqué, simplemente, las cosas no iban bien y ella… ya ves.
-Oh, Dougie…
-Tom y Harry hacen lo que pueden para animarme pero… ella está tan cerca de mí…su casa está ahí y…mientras esté cerca no podré…no sé…
-Mira…Danny acaba de decirme que me vaya a vivir con él y yo he aceptado…¿querrías venirte con nosotros un tiempo? No creo que a él le importe y si le importa…bueno, iremos tú y yo, solos, donde haga falta.
-¿Harías…harías eso? ¿Dejarías a Danny por irte así conmigo?
-Haría eso por ti.
Sonrió y le abracé.
-Definitivamente, Danny ha tenido mucha suerte al dar contigo.-me dijo.
-Anda.-le revolví el pelo.-Cálmante un poco, que yo voy a hablar con Danny.
Asintió y yo fui a buscar a Danny. Lo encontré en la cocina, hablando con los chicos.
-¿Qué te ha dicho?-me interrogaron todos.
Yo les conté lo que me había dicho.
-Así que Danny, como me ha dicho que si sigue aquí no podrá soportarlo, le he dicho que podría venirse una temporada con nosotros. ¿Qué te parece?
-¡Pero Cris! ¡Yo creía qué…! ¡No padres, no Dougies, no Toms, no Harrys, solo nosotros solos, ¿recuerdas?!
-¡Claro que me acuerdo, Danny, pero Dougie nos necesita ahora! ¡Por un poco que esperemos no nos pasará nada!
-¡Pero…!
-¡Pues si no estás de acuerdo, me da igual, nos iremos él y yo a cualquier otra parte, pero no le dejaré quedarse aquí, donde está sufriendo!